Esta importancia continuó bajo la dominación visigótica, llegando su población a ser cabecera de provincia y sede episcopal desde el siglo V. Y aumentó más aún, conquistada por los árabes en el año 712, cuando se alzó como la capital de la Cora del mismo nombre (Saduna).
La vieja medina musulmana sería finalmente reconquistada por las tropas cristianas de Alfonso X El Sabio en el año 1264.
Su muralla urbana se cree que cerraba una superficie de aproximadamente 11 hectáreas. De ella se conservan en la actualidad algunos tramos murados, a los que se adosan tres de sus antiguas Puertas de entrada: la Puerta del Sol, la Puerta de Belén, y el Arco de la Pastora (también denominada Puerta Salada).
Debido a su larga historia, en sus muros se advierten materiales de distintas épocas, que van desde los romanos hasta los árabes, con añadidos cristianos y de épocas más recientes.
En parte derruidas y en parte incorporadas a otras edificaciones -generalmente de carácter civil que se adosaban directamente a la muralla-, ésta ha ido perdiendo gran parte del almenado superior que la coronaba, así como un cierto número de torreones que le servirían de refuerzo.
No obstante persisten en la actualidad importantes tramos del antiguo muro defensivo de la villa, así como estudios recientes que aportan conocimiento de cómo sería su conjunto. De entre ellos, existe una pormenorizada descripción realizada por uno de sus más célebres vecinos, Mariano Pardo de Figueroa (Doctor Thebussem), quien en 1861 realizó un detallado estudio sobre los restos del castillo y sus murallas a mediados del siglo XIX, así como el de diferentes intervenciones y reformas efectuadas.
Catalogación
La Muralla Urbana de Medina-Sidonia está catalogada Bien de Interés Cultural en la categoría de Monumento, y así aparece reflejado en publicación oficial del año 1985.
(Wikipedia)