El Castillo-palacio de Noreña fue una casa fuerte española situada en esta localidad asturiana, capital del concejo homónimo (Asturias).
Historia
Es probable que fuera erigido por orden de Rodrigo Álvarez de Asturias, figurando en el primero de sus testamentos. Fue heredad de los señores y condes de Noreña, pasando a manos de Enrique de Trastámara y su hijo bastardo Alfonso Enríquez, que residieron y se refugiaron en el mismo durante sus rebeliones contra la Corona.
Las Cortes de Segovia de 1383 despojaron a Alfonso Enríquez de sus posesiones asturianas entre las que estaba esta plaza, cediéndoselas a la Mitra e Iglesia de Oviedo como premio al apoyo prestado por el arzobispo Gutierre de Toledo a la causa de Juan I de Castilla frente a su hermano bastardo. Volvió definitivamente a manos del obispado tras la derrota de Alfonso Enríquez en el cerco a Gijón de 1395.
Fue cárcel de Francisco de Santullano en 1522, y se mantuvo en pie hasta bien entrado el siglo XIX, si bien en el siglo XVIII parte de la torre y su muralla ya se habían caído. Aunque se conoce perfectamente su ubicación, no puede determinarse su planta y mucho menos el alzado.
Historia
Es probable que fuera erigido por orden de Rodrigo Álvarez de Asturias, figurando en el primero de sus testamentos. Fue heredad de los señores y condes de Noreña, pasando a manos de Enrique de Trastámara y su hijo bastardo Alfonso Enríquez, que residieron y se refugiaron en el mismo durante sus rebeliones contra la Corona.
Las Cortes de Segovia de 1383 despojaron a Alfonso Enríquez de sus posesiones asturianas entre las que estaba esta plaza, cediéndoselas a la Mitra e Iglesia de Oviedo como premio al apoyo prestado por el arzobispo Gutierre de Toledo a la causa de Juan I de Castilla frente a su hermano bastardo. Volvió definitivamente a manos del obispado tras la derrota de Alfonso Enríquez en el cerco a Gijón de 1395.
Fue cárcel de Francisco de Santullano en 1522, y se mantuvo en pie hasta bien entrado el siglo XIX, si bien en el siglo XVIII parte de la torre y su muralla ya se habían caído. Aunque se conoce perfectamente su ubicación, no puede determinarse su planta y mucho menos el alzado.