La pérdida de la preponderancia histórica de algunas localidades nortepalentinas ha dejado sobre sus solares notables paradojas. Villanueva de la Torre es muestra muy expresiva de ese grupo de villas que pese a haber quedado reducidas a minúsculas comunidades casi deshabitadas mantienen entre su caserío notables obras arquitectónicas. No parece, desde luego, la actual entidad administrativa de la villa suficiente argumento para explicar la existencia en su solar de una de las más bellas y esplendorosas iglesias románicas de la provincia y una robusta fortaleza defensiva.
Reseña histórica
Disponemos de pocas citas históricas para fijar con precisión el origen de este edificio fortificado que protegía el tránsito entre las tierras de La Braña y los dominios del curso alto del Pisuerga. Los historiadores apuestan por los últimos años del siglo XIII o los primeros del XIV para datar el período en el que probablemente se edificara el conjunto.
Características arquitectónicas
Algún vestigio de barrera defensiva que se ha salvado del total arruinamiento nos permite suponer que el torreón dispuso de barbacana exterior. Un foso perimetral protegía el conjunto fortificado. El sobrio torreón ha sufrido una curiosa sucesión de obras de recrecimiento y posterior desmochamiento, con lo que al camuflaje de su remate almenado original une el aspecto desaliñado que deriva de la pérdida de las hiladas superiores de materiales constructivos. Se nutre su fábrica de oscuros sillares, que son de irregular talla en el cuerpo central de los muros y de buena factura en los remates angulares. Su planta cuadrada tiende a decrecer a medida que avanza en altura. Repasando detalladamente el interior de los muros pueden apreciarse algunos mechinales que permiten suponer la existencia de cuatro alturas separadas por techumbres de madera.
Estado de conservación
Se conserva únicamente el torreón central, que muestra aparente estado de buena consolidación. En su abandonado emplazamiento hoy día no tiene otro uso que el de sustento para los aparatosos nidos que las cigüeñas han instalado sobre sus cornisas.
(Los Castillos y Fortalezas de Castilla y León - Carlos M. Martín Jiménez)
Reseña histórica
Disponemos de pocas citas históricas para fijar con precisión el origen de este edificio fortificado que protegía el tránsito entre las tierras de La Braña y los dominios del curso alto del Pisuerga. Los historiadores apuestan por los últimos años del siglo XIII o los primeros del XIV para datar el período en el que probablemente se edificara el conjunto.
Características arquitectónicas
Algún vestigio de barrera defensiva que se ha salvado del total arruinamiento nos permite suponer que el torreón dispuso de barbacana exterior. Un foso perimetral protegía el conjunto fortificado. El sobrio torreón ha sufrido una curiosa sucesión de obras de recrecimiento y posterior desmochamiento, con lo que al camuflaje de su remate almenado original une el aspecto desaliñado que deriva de la pérdida de las hiladas superiores de materiales constructivos. Se nutre su fábrica de oscuros sillares, que son de irregular talla en el cuerpo central de los muros y de buena factura en los remates angulares. Su planta cuadrada tiende a decrecer a medida que avanza en altura. Repasando detalladamente el interior de los muros pueden apreciarse algunos mechinales que permiten suponer la existencia de cuatro alturas separadas por techumbres de madera.
Estado de conservación
Se conserva únicamente el torreón central, que muestra aparente estado de buena consolidación. En su abandonado emplazamiento hoy día no tiene otro uso que el de sustento para los aparatosos nidos que las cigüeñas han instalado sobre sus cornisas.
(Los Castillos y Fortalezas de Castilla y León - Carlos M. Martín Jiménez)