La Alcazaba de Badajoz es considerada una de las mejores de España y es una de las más grandes del mundo. Representa el origen de la ciudad de Badajoz y su visita nos transportará hasta la época almohade
La ciudad de Badajoz fue fundada en el año 875 por el muladí emeritense Ibn Marwan al-Chilliqui. En esta época tiene su origen la Alcazaba árabe que se levanta sobre el Cerro de la Muela. Esta elevación natural está defendida de forma natural al norte, por donde pasa el Guadiana y al este por el arroyo Rivillas.
La fortaleza controlaba el paso natural desde la meseta castellana hacia los territorios de Andalucía y Portugal.
La Alcazaba cuenta con un recinto amurallado que procede en su mayor parte de la época almohade. Es por ello que la construcción se caracteriza por ser sencilla y austera. Dos características reflejo de los nómadas del Magreb de la época, que permite imaginar la vida de aquellos pobladores. Unas gentes que proceden del país alauí del siglo XII y que buscaban el retorno a su fe, esto es, al Corán en su visión más pura tras lo que se puede considerar la relajación religiosa de los almorávides.
Quien se introduce en la Alcazaba, declarada Monumento Histórico-Artístico por decreto de 3 de enero de 1931, lo hace en un recinto ovalado de 400 metros de norte a sur y de 200 de este a oeste. Para su construcción se utilizó mampostería, cajones de tapia de argamasa dura, el ladrillo y la sillería. Uno de los aspectos más curiosos del edificio es que la parte superior de la muralla y las torres se comunican por un paseo de ronda o adarve al que se accede por escaleras interiores.
Un elemento típico de este tipo de construcciones es la existencia de unas torres llamadas albarranas, cuya función es reforzar la defensa de la muralla en las partes más débiles de la misma o defender un punto estratégico. Así, en la cerca de la Alcazaba de Badajoz, la torre albarrana más importante por su tamaño y características estilísticas es la Torre de la Atalaya, conocida popularmente como Torre de Espantaperros.
Recientemente restaurada, su imagen recuerda a la Torre de Oro de Sevilla. No en vano fue este el modelo que se utilizó medio siglo más tarde para la construcción de la torre de la capital andaluza.
Situada en el ángulo sudoeste, esta torre presenta una planta octogonal, también característica de la época almohade, y está construida con muro de argamasa o tapial.
Está formada por tres cuerpos: el inferior es macizo, el segundo que comunica con el adarve que lleva a la muralla y está protegido en su extremo por dos torrecillas, y el tercer piso es de ladrillo. Este último es un perfecto ejemplo de que la llegada de los cristianos supuso algunos cambios en el monumento musulmán. Así, esta última parte de la torre es un campanario que envuelve una torrecilla más pequeña de la época original en la que se ven arcos ciegos y entrelazados.
Junto a las torres albarranas el visitante no debe dejar de ver algunas de las puertas de la Alcazaba que datan de la época original. En este sentido, destacan la Puerta del Capitel y la Puerta del Alpéndiz, ambas con entrada en recodo. Este sistema comienza a utilizarse en la segunda mitad del siglo XI. Sus ventajas eran que impedía el acceso rápido y directo de un posible enemigo y permitía al mismo tiempo una más estrecha vigilancia y defensa de las tropas situadas en el adarve de la muralla o en la torre que protegía la puerta.
En el interior del recinto se encuentra el Palacio de los Condes de la Roca, del siglo XVI, que en la actualidad acoge el Museo Arqueológico Provincial, con importantes piezas de las épocas prehistórica, visigoda, árabe y medieval cristiana.
La ciudad de Badajoz fue fundada en el año 875 por el muladí emeritense Ibn Marwan al-Chilliqui. En esta época tiene su origen la Alcazaba árabe que se levanta sobre el Cerro de la Muela. Esta elevación natural está defendida de forma natural al norte, por donde pasa el Guadiana y al este por el arroyo Rivillas.
La fortaleza controlaba el paso natural desde la meseta castellana hacia los territorios de Andalucía y Portugal.
La Alcazaba cuenta con un recinto amurallado que procede en su mayor parte de la época almohade. Es por ello que la construcción se caracteriza por ser sencilla y austera. Dos características reflejo de los nómadas del Magreb de la época, que permite imaginar la vida de aquellos pobladores. Unas gentes que proceden del país alauí del siglo XII y que buscaban el retorno a su fe, esto es, al Corán en su visión más pura tras lo que se puede considerar la relajación religiosa de los almorávides.
Quien se introduce en la Alcazaba, declarada Monumento Histórico-Artístico por decreto de 3 de enero de 1931, lo hace en un recinto ovalado de 400 metros de norte a sur y de 200 de este a oeste. Para su construcción se utilizó mampostería, cajones de tapia de argamasa dura, el ladrillo y la sillería. Uno de los aspectos más curiosos del edificio es que la parte superior de la muralla y las torres se comunican por un paseo de ronda o adarve al que se accede por escaleras interiores.
Un elemento típico de este tipo de construcciones es la existencia de unas torres llamadas albarranas, cuya función es reforzar la defensa de la muralla en las partes más débiles de la misma o defender un punto estratégico. Así, en la cerca de la Alcazaba de Badajoz, la torre albarrana más importante por su tamaño y características estilísticas es la Torre de la Atalaya, conocida popularmente como Torre de Espantaperros.
Recientemente restaurada, su imagen recuerda a la Torre de Oro de Sevilla. No en vano fue este el modelo que se utilizó medio siglo más tarde para la construcción de la torre de la capital andaluza.
Situada en el ángulo sudoeste, esta torre presenta una planta octogonal, también característica de la época almohade, y está construida con muro de argamasa o tapial.
Está formada por tres cuerpos: el inferior es macizo, el segundo que comunica con el adarve que lleva a la muralla y está protegido en su extremo por dos torrecillas, y el tercer piso es de ladrillo. Este último es un perfecto ejemplo de que la llegada de los cristianos supuso algunos cambios en el monumento musulmán. Así, esta última parte de la torre es un campanario que envuelve una torrecilla más pequeña de la época original en la que se ven arcos ciegos y entrelazados.
Junto a las torres albarranas el visitante no debe dejar de ver algunas de las puertas de la Alcazaba que datan de la época original. En este sentido, destacan la Puerta del Capitel y la Puerta del Alpéndiz, ambas con entrada en recodo. Este sistema comienza a utilizarse en la segunda mitad del siglo XI. Sus ventajas eran que impedía el acceso rápido y directo de un posible enemigo y permitía al mismo tiempo una más estrecha vigilancia y defensa de las tropas situadas en el adarve de la muralla o en la torre que protegía la puerta.
En el interior del recinto se encuentra el Palacio de los Condes de la Roca, del siglo XVI, que en la actualidad acoge el Museo Arqueológico Provincial, con importantes piezas de las épocas prehistórica, visigoda, árabe y medieval cristiana.