El castillo de Malamoneda se encuentra a bastante distancia, en dirección oeste, de la localidad de Hontanar, al sur de la provincia de Toledo, a los pies de la Sierra del Puerco y en la confluencia del río Cedena y el arroyo de Malamonedilla.
Para llegar al castillo se puede tomar la carretera CM-401 desde Navahermosa a Los Navalmorales. A unos 3 kilómetros tomar la carretera CM-4157 que sale a la izquierda, y que lleva a Hontanar. Unos 4 kilómetros más adelante hay un cruce en el que se puede ir a Hontanar, por la izquierda, o entrar por un camino rural por la derecha. Tomar el camino rural, y a unos 2,8 kilómetros tomar otro que sale a la izquierda. A unos 200 metros, siguiendo por ese camino, nos encontramos con la torre de Malamoneda, y unos 100 metros más abajo con el castillo.
Historia
El castillo de Malamoneda fue construido en el siglo XIII, y constituyó, junto a la torre de Malamoneda, fortaleza y refugio de los pobladores de Malamoneda, cuyas casas subsisten aún pero vacías desde hace pocos años.
Este paraje fue reconquistado en el siglo XII, aunque ya debió estar poblado siglos antes, ya que, hasta hace pocos años podían verse restos de construcciones romanas, y existen pruebas de que el lugar fue habitado desde la edad del bronce.
Fue repoblado por el caballero Alfonso Téllez, quien en 1210 recibía de Alfonso VIII este lugar. En 1226 lo vendió al arzobispo Jiménez de Rada, junto con Dos Hermanas y otras aldeas de los Montes, pobladas por el mismo luchador. Vuelto a la corona bajo Fernando III el Santo, compró todos los Montes que llevaban su nombre el Ayuntamiento toledano al rey, en 1246, por 45.000 maravedís de oro, siendo ya de la ciudad hasta la desamortización civil del siglo XIX.
También se sabe que estuvo en manos de la Orden del Temple.
Descripción y características
Es un edificio rectangular, sin torres, ventanas ni saledizo alguno, con muros de 1,50 metros de espesor. Su única puerta es pequeña y de medio punto. El interior está vacío, sin resto constructivo alguno, observándose mechinales en la muralla para algún forjado de vigas. En el exterior había un contramuro de hormigón más antiguo que el castillo, resto probablemente de obra romana y que fue demolido adrede hace pocos años.
En uno de los ángulos de la torre de vigilancia había un sillar con inscripciones que hoy se encuentra en el Museo de Santa Cruz de Toledo. Esta piedra no era otra cosa que una "estela funeraria" erigida en memoria de un rico comerciante extremeño que falleció por estos parajes y que está escrita en latín.
Estado de conservación
Actualmente está abandonado y sin uso, como la torre vigía próxima a él y curiosamente cortada por su mitad de arriba a abajo.
Propiedad y uso
Pertenece al Estado.
Visitas
Es de acceso libre.
Protección
Bajo la protección de la Declaración genérica del Decreto de 22 de abril de 1949, y la Ley 16/1985 sobre el Patrimonio Histórico Español
(CastillosNet)
Para llegar al castillo se puede tomar la carretera CM-401 desde Navahermosa a Los Navalmorales. A unos 3 kilómetros tomar la carretera CM-4157 que sale a la izquierda, y que lleva a Hontanar. Unos 4 kilómetros más adelante hay un cruce en el que se puede ir a Hontanar, por la izquierda, o entrar por un camino rural por la derecha. Tomar el camino rural, y a unos 2,8 kilómetros tomar otro que sale a la izquierda. A unos 200 metros, siguiendo por ese camino, nos encontramos con la torre de Malamoneda, y unos 100 metros más abajo con el castillo.
Historia
El castillo de Malamoneda fue construido en el siglo XIII, y constituyó, junto a la torre de Malamoneda, fortaleza y refugio de los pobladores de Malamoneda, cuyas casas subsisten aún pero vacías desde hace pocos años.
Este paraje fue reconquistado en el siglo XII, aunque ya debió estar poblado siglos antes, ya que, hasta hace pocos años podían verse restos de construcciones romanas, y existen pruebas de que el lugar fue habitado desde la edad del bronce.
Fue repoblado por el caballero Alfonso Téllez, quien en 1210 recibía de Alfonso VIII este lugar. En 1226 lo vendió al arzobispo Jiménez de Rada, junto con Dos Hermanas y otras aldeas de los Montes, pobladas por el mismo luchador. Vuelto a la corona bajo Fernando III el Santo, compró todos los Montes que llevaban su nombre el Ayuntamiento toledano al rey, en 1246, por 45.000 maravedís de oro, siendo ya de la ciudad hasta la desamortización civil del siglo XIX.
También se sabe que estuvo en manos de la Orden del Temple.
Descripción y características
Es un edificio rectangular, sin torres, ventanas ni saledizo alguno, con muros de 1,50 metros de espesor. Su única puerta es pequeña y de medio punto. El interior está vacío, sin resto constructivo alguno, observándose mechinales en la muralla para algún forjado de vigas. En el exterior había un contramuro de hormigón más antiguo que el castillo, resto probablemente de obra romana y que fue demolido adrede hace pocos años.
En uno de los ángulos de la torre de vigilancia había un sillar con inscripciones que hoy se encuentra en el Museo de Santa Cruz de Toledo. Esta piedra no era otra cosa que una "estela funeraria" erigida en memoria de un rico comerciante extremeño que falleció por estos parajes y que está escrita en latín.
Estado de conservación
Actualmente está abandonado y sin uso, como la torre vigía próxima a él y curiosamente cortada por su mitad de arriba a abajo.
Propiedad y uso
Pertenece al Estado.
Visitas
Es de acceso libre.
Protección
Bajo la protección de la Declaración genérica del Decreto de 22 de abril de 1949, y la Ley 16/1985 sobre el Patrimonio Histórico Español
(CastillosNet)