Aunque posiblemente se edificara sobre una torre o pequeño fuerte musulmán, la fortaleza cristiana se debe sin duda a la iniciativa de Joan Aguiló Romeu, quien poco después de convertirse en 1340 en señor del lugar mandaría iniciar las obras del castillo-palacio, edificio que, a pesar de su sólido aspecto, tendría más carácter residencial que defensivo del pueblo y sus habitantes. Constituye un ejemplo modélico de palacio gótico valenciano. La entrada se realiza por medio de un arco de medio punto y pasando una crujía y un arco carpanel se penetra en el antiguo patio. Este patio es de planta rectangular y a ella se abren, con arcos, algunas estancias laterales, además de encontrarse la escalera por la cual se accedería a la planta principal.
La primera construcción probablemente sería más sencilla y reducida de lo que hacen pensar los restos llegados hasta nosotros, por lo que cabe suponer que el edificio original iría ampliándose y reformándose en siglos posteriores por los sucesivos propietarios.
El castillo, de planta cuadrada, está dividido en dos bloques diferenciados, perviviendo mayores elementos de la parte residencial, de dos plantas organizadas en torno a un patio central descubierto. Todo el recinto estaba amurallado y coronado con almenas, predominando la mampostería y el hormigón, con muros reforzados por contrafuertes en sus paramentos y sillares en las esquinas. En las primeras décadas del siglo XX aún podía verse la sólida torre cuadrada del homenaje, hoy desaparecida como otros muchos elementos, víctimas del expolio, el abandono y la desidia. El estado de ruina es especialmente visible en el interior de la fortaleza, donde se han hundido la totalidad de las dependencias.
(Hispania Nostra)
La primera construcción probablemente sería más sencilla y reducida de lo que hacen pensar los restos llegados hasta nosotros, por lo que cabe suponer que el edificio original iría ampliándose y reformándose en siglos posteriores por los sucesivos propietarios.
El castillo, de planta cuadrada, está dividido en dos bloques diferenciados, perviviendo mayores elementos de la parte residencial, de dos plantas organizadas en torno a un patio central descubierto. Todo el recinto estaba amurallado y coronado con almenas, predominando la mampostería y el hormigón, con muros reforzados por contrafuertes en sus paramentos y sillares en las esquinas. En las primeras décadas del siglo XX aún podía verse la sólida torre cuadrada del homenaje, hoy desaparecida como otros muchos elementos, víctimas del expolio, el abandono y la desidia. El estado de ruina es especialmente visible en el interior de la fortaleza, donde se han hundido la totalidad de las dependencias.
(Hispania Nostra)