El circo romano de Tarragona fue construido a finales del siglo I D.C bajo la orden del emperador romano Domiciano. En este recinto se celebraban los "ludi circenses", es decir, las carreras de caballos. La organización de estos juegos era asumida fundamentalmente por los sacerdotes encargados del culto imperial.
Este monumento se conservo en uso hasta mediados del siglo V, momento en que la arena y las bóvedas perimetrales fueron convertidas en espacios residenciales. A partir de la edad media, el circo romano se conocía como El Corral y su finalidad era convertirse en la sede de Ferias y transacciones comerciales.
A lo largo de las siguientes épocas se aprovecharon las estructuras originales como soporte de las nuevas construcciones, motivo por el cual el circo acabó incrustándose en el mismo centro urbano de Tarragona.
Conocido como el mejor conservado del mundo, este circo romano permite visitar la cabecera oriental, donde se sitúa la puerta triunfal y el graderío. Además, varias vueltas interiores del circo, cuyas dimensiones conservadas también son un importante récord.
Este monumento se conservo en uso hasta mediados del siglo V, momento en que la arena y las bóvedas perimetrales fueron convertidas en espacios residenciales. A partir de la edad media, el circo romano se conocía como El Corral y su finalidad era convertirse en la sede de Ferias y transacciones comerciales.
A lo largo de las siguientes épocas se aprovecharon las estructuras originales como soporte de las nuevas construcciones, motivo por el cual el circo acabó incrustándose en el mismo centro urbano de Tarragona.
Conocido como el mejor conservado del mundo, este circo romano permite visitar la cabecera oriental, donde se sitúa la puerta triunfal y el graderío. Además, varias vueltas interiores del circo, cuyas dimensiones conservadas también son un importante récord.