Guardamar se encuentra entre la carretera y el mar, 37 km al sur de Alicante. La desviación a las dunas está cerca de 1 km más adelante al sur.
Mientras muchos de estos rabitun se encontraban en los distritos fronterizos, otros se construyeron en lugares costeros, como defensa contra las incursiones marítimas, que desde el 840 podrían incluir las de los vikingos. Sin embargo, no hay restos conocidos de estas estructuras en las localidades que llevan tales nombres.
Una serie de estos edificios sobreviven intactos en el norte de África, sobre todo en Sousse y Monastir, en Túnez. Sin embargo, las excavaciones que comenzaron en 1984 han descubierto el primer ejemplo claro de un ribat en España, en un pinar entre las dunas, en Guardamar del Segura (provincia de Alicante).
Sorprendentemente, su planta es bastante diferente a la de sus equivalentes del norte de África, que toman la forma de plazas amuralladas o fortalezas rectangulares construidas alrededor de un patio central. La que ha aparecido en Guardamar consiste en una serie de cámaras individuales aisladas en tres líneas paralelas, divididas por calles estrechas o pasajes. Los edificios fueron construidos con tierra apisonada sobre hiladas bajas de sillería. Cada celda individual tiene su propio mihrab, y las líneas de edificios están orientados hacia el suroeste, mirando a La Meca. Alrededor hay una muralla defensiva. En la línea central de edificios, en el lado oriental, hay una mezquita de dos naves. Los elementos de su construcción han permitido datarla en el siglo IX. Sin embargo, una inscripción encontrada en el yacimiento registra la finalización de una mezquita en el 944; ésta puede referirse a una restauración posterior o a una ampliación del edificio, posiblemente la segunda nave. Las excavaciones han recuperado cerámicas, inscripciones y restos de muro enyesado.
El interés de este descubrimiento traspasa las fronteras de la España islámica, ya que junto al ribat de Susa en Túnez, fundado por los Aglabíes en el año 821, y muy restaurado posteriormente, son las rábidas conservadas más antiguas del Occidente Islámico.
Mientras muchos de estos rabitun se encontraban en los distritos fronterizos, otros se construyeron en lugares costeros, como defensa contra las incursiones marítimas, que desde el 840 podrían incluir las de los vikingos. Sin embargo, no hay restos conocidos de estas estructuras en las localidades que llevan tales nombres.
Una serie de estos edificios sobreviven intactos en el norte de África, sobre todo en Sousse y Monastir, en Túnez. Sin embargo, las excavaciones que comenzaron en 1984 han descubierto el primer ejemplo claro de un ribat en España, en un pinar entre las dunas, en Guardamar del Segura (provincia de Alicante).
Sorprendentemente, su planta es bastante diferente a la de sus equivalentes del norte de África, que toman la forma de plazas amuralladas o fortalezas rectangulares construidas alrededor de un patio central. La que ha aparecido en Guardamar consiste en una serie de cámaras individuales aisladas en tres líneas paralelas, divididas por calles estrechas o pasajes. Los edificios fueron construidos con tierra apisonada sobre hiladas bajas de sillería. Cada celda individual tiene su propio mihrab, y las líneas de edificios están orientados hacia el suroeste, mirando a La Meca. Alrededor hay una muralla defensiva. En la línea central de edificios, en el lado oriental, hay una mezquita de dos naves. Los elementos de su construcción han permitido datarla en el siglo IX. Sin embargo, una inscripción encontrada en el yacimiento registra la finalización de una mezquita en el 944; ésta puede referirse a una restauración posterior o a una ampliación del edificio, posiblemente la segunda nave. Las excavaciones han recuperado cerámicas, inscripciones y restos de muro enyesado.
El interés de este descubrimiento traspasa las fronteras de la España islámica, ya que junto al ribat de Susa en Túnez, fundado por los Aglabíes en el año 821, y muy restaurado posteriormente, son las rábidas conservadas más antiguas del Occidente Islámico.