Se conserva, aunque muy alterado y oculto entre las construcciones que lo rodean, el palacio de los Condes de Oñate. Su origen está en una antigua casa fuerte, con cuatro torreones cilíndricos en las esquinas y una barrera de mampostería. Tanto las torres como la vivienda están construidas con piedra blanca de talla irregular, a la que Juan Fernández de Tovar, a finales del siglo XIV, añadiría un segundo piso con buena piedra de sillería, probablemente tras el derribo de la fortaleza y su muro por parte de Pedro de Acuña, señor de Dueñas, en 1473. A principios del siglo XVI Juan Manuel amplia el edificio convirtiéndolo en un palacio, aunque conservando una apariencia militar.
Desde la plaza de Pedro Monedero, sobresaliendo por encima de las casas, se puede ver la fachada principal, de unos 40 metros de largo. En el lateral derecho hay una puerta con arco apuntado que pudiera corresponder con la entrada principal. Sobre la misma figura el escudo de la familia Tovar. Aún se conserva en la parte posterior del edificio una de las primitivas torres cilíndricas, de pequeñas dimensiones y dos pisos.
Desde la plaza de Pedro Monedero, sobresaliendo por encima de las casas, se puede ver la fachada principal, de unos 40 metros de largo. En el lateral derecho hay una puerta con arco apuntado que pudiera corresponder con la entrada principal. Sobre la misma figura el escudo de la familia Tovar. Aún se conserva en la parte posterior del edificio una de las primitivas torres cilíndricas, de pequeñas dimensiones y dos pisos.