Oviedo fue una ciudad amurallada en la edad media. La muralla, que ordenó construir Alfonso IX, comenzó a construirse en 1261 pero no se terminó hasta el siglo XVI.
La base de la muralla se realizó con grandes sillares, siendo su parte superior de mampostería. Se trataba de una circunferencia que unía las puertas de Socastiello, Santiago, Gascona, Noceda, Postigo de Regla, Ferrería y Cimadevilla. La muralla discurría en paralelo con la calle del Sol hasta la puerta de Ferrería, desde aquí seguía por el Postigo Alto y la calle Paraíso hasta la puerta de Noceda, por donde seguía adosada al Monasterio de San Pelayo por la calle de Cerca. Los fragmentos de muralla que permanecen en pie se encuentra en la ronda formada por las calle Paraíso, Postigo Alto, Calle del Sol, Plaza Mayor, Plaza de Riego Calle Ramón y Cajal Mendizábal y Jovellanos.
Los fragmentos más visibles se hallan en la calle Paraíso (donde se puede ver el tramo mejor conservado), el Postigo y el fragmento de la Plaza de Riego, incrustado en un edificio, así como los trozos de muralla integrados en el convento de las Pelayas.
La base de la muralla se realizó con grandes sillares, siendo su parte superior de mampostería. Se trataba de una circunferencia que unía las puertas de Socastiello, Santiago, Gascona, Noceda, Postigo de Regla, Ferrería y Cimadevilla. La muralla discurría en paralelo con la calle del Sol hasta la puerta de Ferrería, desde aquí seguía por el Postigo Alto y la calle Paraíso hasta la puerta de Noceda, por donde seguía adosada al Monasterio de San Pelayo por la calle de Cerca. Los fragmentos de muralla que permanecen en pie se encuentra en la ronda formada por las calle Paraíso, Postigo Alto, Calle del Sol, Plaza Mayor, Plaza de Riego Calle Ramón y Cajal Mendizábal y Jovellanos.
Los fragmentos más visibles se hallan en la calle Paraíso (donde se puede ver el tramo mejor conservado), el Postigo y el fragmento de la Plaza de Riego, incrustado en un edificio, así como los trozos de muralla integrados en el convento de las Pelayas.