Su nombre viene a significar "el pequeño castillo de don Vela". De su antigua fortificación aún se conservan las ruinas sobre una pequeña elevación del terreno que no llega a los 5 metros de altura como cota más alta. En esta parte, que se corresponde con el exterior de la población, se alzan los restos más importantes.
Se trata de un lienzo de piedra, de 17,40 metros de longitud que en su lado izquierdo, a partir de los 13, tiene una sección curva. Su grosor es de 92 centímetros. Descansa sobre un zócalo de sillarejo que se adapta al terreno, con 1,70 de altura máxima, sobre el que aún se alza una pared de sillería de 3,50.
Este muro, que forma parte de la vivienda o casa fuerte, presenta dos ventanas abocinadas, de diversas medidas, que contaron con dos barrotes verticales cada una. Se encuentran en lo que fue la segunda planta de una edificación de forma rectangular, salvo la esquina de forma curva como se ha indicado anteriormente. El interior también está construido en sillería hasta la altura correspondiente a la mitad de las ventanas que pasa a ser de mampostería.
El frente de este edificio, que da al interior del castillo, está construido con ladrillo sobre una base de piedra y una anchura de medio metro. Sólo se conservan restos hasta la altura del primer piso. En el interior hay paredes de tapial de hasta 1 metro de ancho.
A continuación de la sección curva del muro, hay otro lienzo de 14,90 metros de longitud. En él que se ven las piedras de una primitiva base sobre la que se levanta un zócalo de sillería hasta el mismo nivel del descrito anteriormente. Sobre él se levanta un muro de tapial de cerca de dos metros.
El resto de la muralla que rodea el altozano es de tapial. Se ve perfectamente su perímetro aunque ha perdido mucho material y ha desaparecido en algunas zonas, mientras que en otras se ha reparado con adobes. Desde su escasa altura se comunica visualmente con los castillos de Belmonte, Meneses y Montealegre.
Con el nombre de Castriel de Vela aparece en la estadística de la diócesis palentina de 1345, donde ya se menciona su iglesia de San Miguel.
Un siglo más tarde sigue manteniendo el nombre en el Becerro de las Behetrías de Castilla y figura como lugar de solariego de doña Juana mujer del Conde y de doña Blanca, hija de D. Fernando. Pagaban al Rey por servicios y monedas, pero no por fonsadera, mientras sus señores recibían 400 maravedíes de martiniega. En esa época, comparando con otras localidades de la merindad de Campos a la que pertenecía, tenía una población baja.
Al igual que otros pueblos de la zona, en tiempo de las Comunidades abrazaron la causa comunera. No obstante, días antes de la derrota de Villalar, el paso del ejército imperial al mando del Condestable por las vecinas localidades de Boada y Meneses de Campos, les convenció de que la suerte estaba echada y pensando en librarse de los posibles castigos, suministraron, a pesar de su escasez, pan, vino y carne a las tropas, lo que posteriormente les libró de parte de la contribución impuesta como sanción de Guerra.
Según Alonso Fernández de Madrid en su Silva Palentina, Juan de la Vega fue su señor y de la vecina localidad de Valverde de Campos. En el censo del población del siglo XVI aparece incluida en el arciprestazgo de Castromocho con 72 vecinos.
En 1752 figura como señorío del Conde Praoral a quien pagan martiniega los 44 vecinos que forman la población. Contaba con 52 casas habitables y 5 arruinadas.
A mediados del siglo XIX las viviendas habían aumentado a 60 casas y la población a 48 vecinos, que equivalentes a 250 almas.
Su iglesia parroquial, del siglo XVII, está dedicada a San Miguel Arcángel. Por su término municipal trascurre el Canal de Castilla, encontrándose en el mismo las esclusas tercera y cuarta correspondientes al ramal de Campos.
Se trata de un lienzo de piedra, de 17,40 metros de longitud que en su lado izquierdo, a partir de los 13, tiene una sección curva. Su grosor es de 92 centímetros. Descansa sobre un zócalo de sillarejo que se adapta al terreno, con 1,70 de altura máxima, sobre el que aún se alza una pared de sillería de 3,50.
Este muro, que forma parte de la vivienda o casa fuerte, presenta dos ventanas abocinadas, de diversas medidas, que contaron con dos barrotes verticales cada una. Se encuentran en lo que fue la segunda planta de una edificación de forma rectangular, salvo la esquina de forma curva como se ha indicado anteriormente. El interior también está construido en sillería hasta la altura correspondiente a la mitad de las ventanas que pasa a ser de mampostería.
El frente de este edificio, que da al interior del castillo, está construido con ladrillo sobre una base de piedra y una anchura de medio metro. Sólo se conservan restos hasta la altura del primer piso. En el interior hay paredes de tapial de hasta 1 metro de ancho.
A continuación de la sección curva del muro, hay otro lienzo de 14,90 metros de longitud. En él que se ven las piedras de una primitiva base sobre la que se levanta un zócalo de sillería hasta el mismo nivel del descrito anteriormente. Sobre él se levanta un muro de tapial de cerca de dos metros.
El resto de la muralla que rodea el altozano es de tapial. Se ve perfectamente su perímetro aunque ha perdido mucho material y ha desaparecido en algunas zonas, mientras que en otras se ha reparado con adobes. Desde su escasa altura se comunica visualmente con los castillos de Belmonte, Meneses y Montealegre.
Con el nombre de Castriel de Vela aparece en la estadística de la diócesis palentina de 1345, donde ya se menciona su iglesia de San Miguel.
Un siglo más tarde sigue manteniendo el nombre en el Becerro de las Behetrías de Castilla y figura como lugar de solariego de doña Juana mujer del Conde y de doña Blanca, hija de D. Fernando. Pagaban al Rey por servicios y monedas, pero no por fonsadera, mientras sus señores recibían 400 maravedíes de martiniega. En esa época, comparando con otras localidades de la merindad de Campos a la que pertenecía, tenía una población baja.
Al igual que otros pueblos de la zona, en tiempo de las Comunidades abrazaron la causa comunera. No obstante, días antes de la derrota de Villalar, el paso del ejército imperial al mando del Condestable por las vecinas localidades de Boada y Meneses de Campos, les convenció de que la suerte estaba echada y pensando en librarse de los posibles castigos, suministraron, a pesar de su escasez, pan, vino y carne a las tropas, lo que posteriormente les libró de parte de la contribución impuesta como sanción de Guerra.
Según Alonso Fernández de Madrid en su Silva Palentina, Juan de la Vega fue su señor y de la vecina localidad de Valverde de Campos. En el censo del población del siglo XVI aparece incluida en el arciprestazgo de Castromocho con 72 vecinos.
En 1752 figura como señorío del Conde Praoral a quien pagan martiniega los 44 vecinos que forman la población. Contaba con 52 casas habitables y 5 arruinadas.
A mediados del siglo XIX las viviendas habían aumentado a 60 casas y la población a 48 vecinos, que equivalentes a 250 almas.
Su iglesia parroquial, del siglo XVII, está dedicada a San Miguel Arcángel. Por su término municipal trascurre el Canal de Castilla, encontrándose en el mismo las esclusas tercera y cuarta correspondientes al ramal de Campos.