A 4 kilómetros de Caparroso, en la Ribera de Navarra, estratégicamente emplazado en lo alto de un cabezo se halla el Despoblado de Rada, un recinto amurallado de gran importancia defensiva en el Medievo que alberga restos de un castillo del siglo XII, un viejo torreón, y la iglesia de San Nicolás, de finales del siglo XII.
El recinto, al que se puede acceder en coche, es propiedad del Gobierno de Navarra y se destina a excavaciones arqueológicas. El acceso le permitirá pasear entre los restos de un poblado amurallado que se extinguió en el siglo XV, además de contemplar bellos paisajes sobre la llanura olitense, la serranía de Ujué, la vega del río Aragón, el Parque Natural de las Bardenas Reales y el nuevo pueblo de Rada.
El Despoblado permaneció abandonado hasta 1981, cuando su propietario, el duque de Miranda, Luis de Silva, lo donó al Gobierno de Navarra. Esto permitió el inicio de campañas arqueológicas que han permitido rescatar el pasado de este lugar y ha potenciado su atractivo turístico para los amantes de la historia y de quienes disfrutan contemplando bellos paisajes.
En el lugar se conserva un lienzo de la muralla (siglo XII) de unos 100 metros de longitud con restos de dos torres de carácter defensivo y las ruinas del castillo de la estirpe nobiliaria de los Rada (siglos XII-XIII). En la calle que conduce hacia la iglesia, las excavaciones han puesto de manifiesto tres calles en torno a las que se estructuran las viviendas. El recinto también cuenta con un torreón circular perteneciente a un románico temprano; el aljibe, que recogía el agua de lluvia; la necrópolis, en la ladera del cerro, con estelas discoideas y lajas verticales; y la iglesia de San Nicolás, lo único que se respetó cuando se arrasó el poblado.
El templo, de finales del siglo XII, tiene una nave con tres tramos y otra adosada en el lado norte, ambas cubiertas con bóveda de medio cañón. La decoración es escasa tanto en el interior como en el exterior, donde no hay contrafuerte y lo único que destaca es una airosa espadaña. Y junto al templo románico le sorprenderá hallar una casa rica, una de cuyas habitaciones pudo ser sala de juegos, ya que allí se encontraron dados y fichas de juego junto a monedas oxidadas.
El lugar, además de ser punto de interés para los amantes de la historia, es también un excelente mirador que permite disfrutar, al norte, de la llanura del somontano olitense y la serranía de Ujué; a sus pies, la vega del río Aragón y sus meandros, al sur las Bardenas, y al sudeste el nuevo pueblo de colonización de Rada, surgido como consecuencia de la puesta en marcha del embalse de Yesa.
El recinto, al que se puede acceder en coche, es propiedad del Gobierno de Navarra y se destina a excavaciones arqueológicas. El acceso le permitirá pasear entre los restos de un poblado amurallado que se extinguió en el siglo XV, además de contemplar bellos paisajes sobre la llanura olitense, la serranía de Ujué, la vega del río Aragón, el Parque Natural de las Bardenas Reales y el nuevo pueblo de Rada.
El Despoblado permaneció abandonado hasta 1981, cuando su propietario, el duque de Miranda, Luis de Silva, lo donó al Gobierno de Navarra. Esto permitió el inicio de campañas arqueológicas que han permitido rescatar el pasado de este lugar y ha potenciado su atractivo turístico para los amantes de la historia y de quienes disfrutan contemplando bellos paisajes.
En el lugar se conserva un lienzo de la muralla (siglo XII) de unos 100 metros de longitud con restos de dos torres de carácter defensivo y las ruinas del castillo de la estirpe nobiliaria de los Rada (siglos XII-XIII). En la calle que conduce hacia la iglesia, las excavaciones han puesto de manifiesto tres calles en torno a las que se estructuran las viviendas. El recinto también cuenta con un torreón circular perteneciente a un románico temprano; el aljibe, que recogía el agua de lluvia; la necrópolis, en la ladera del cerro, con estelas discoideas y lajas verticales; y la iglesia de San Nicolás, lo único que se respetó cuando se arrasó el poblado.
El templo, de finales del siglo XII, tiene una nave con tres tramos y otra adosada en el lado norte, ambas cubiertas con bóveda de medio cañón. La decoración es escasa tanto en el interior como en el exterior, donde no hay contrafuerte y lo único que destaca es una airosa espadaña. Y junto al templo románico le sorprenderá hallar una casa rica, una de cuyas habitaciones pudo ser sala de juegos, ya que allí se encontraron dados y fichas de juego junto a monedas oxidadas.
El lugar, además de ser punto de interés para los amantes de la historia, es también un excelente mirador que permite disfrutar, al norte, de la llanura del somontano olitense y la serranía de Ujué; a sus pies, la vega del río Aragón y sus meandros, al sur las Bardenas, y al sudeste el nuevo pueblo de colonización de Rada, surgido como consecuencia de la puesta en marcha del embalse de Yesa.