Las primeras referencias a Velefique en época islámica se remontan al siglo X. La mayor parte de ellas coinciden en señalar que esta zona era un lugar de profunda religiosidad, donde destacó el místico sufí Abu Ishaq Ibrahim, quien construyó con sus propios recursos numerosas obras, entre ellas 18 aljibes, 20 mezquitas y una buena parte de la fortificación.
Tras la conquista castellana en 1488, y la posterior expulsión de los moriscos, los Libros de Apeo y Población señalan que en Velefique había 46 casas, un horno de pan, siete molinos harineros y varias fuentes.
Los restos visibles que hoy día se pueden visitar se corresponden con un recinto de aproximadamente 250 x 400 metros, jalonado de 14 torres cuadradas que dominan el lado oriental de la fortificación, el más vulnerable, cuya defensa parece ser que estaba acentuada con un foso. Una buena parte del conjunto está edificado con mampostería de pizarra trabada en seco, pero en algunos lugares se recrecen con esta técnica torres de tapial más antiguas. En su interior existen diversas estructuras, entre las que destacan una serie de aljibes en muy buen estado de conservación de planta rectangular y cubiertos por bóvedas de cañón realizados con la técnica del tapial
Tras la conquista castellana en 1488, y la posterior expulsión de los moriscos, los Libros de Apeo y Población señalan que en Velefique había 46 casas, un horno de pan, siete molinos harineros y varias fuentes.
Los restos visibles que hoy día se pueden visitar se corresponden con un recinto de aproximadamente 250 x 400 metros, jalonado de 14 torres cuadradas que dominan el lado oriental de la fortificación, el más vulnerable, cuya defensa parece ser que estaba acentuada con un foso. Una buena parte del conjunto está edificado con mampostería de pizarra trabada en seco, pero en algunos lugares se recrecen con esta técnica torres de tapial más antiguas. En su interior existen diversas estructuras, entre las que destacan una serie de aljibes en muy buen estado de conservación de planta rectangular y cubiertos por bóvedas de cañón realizados con la técnica del tapial