Más que por sus restos supervivientes - que son escasos y desgastados - el castillo de Poza impresiona por su puesta en escena. Encaramado sobre una aguda cresta rocosa, de muy áspero aspecto, ofrece una estampa capaz de imponer respeto a cualquiera que osare erigirse en eventual asaltante. Más allá de la teatralidad, el soberbio escenario que rodea al conjunto proporciona condiciones defensivas de muy destacable entidad.
Reseña histórica
La villa de Poza se repobló en el siglo X. Desde entonces tuvo edificio fortificado. En los últimos años de la decimotercera centuria la monarquía cedió la fortaleza a Juan Rodríguez de Rojas en compensación de las pérdidas materiales que éste había sufrido como consecuencia de su apoyo a la corona en algunos episodios bélicos. El castillo de traza gótica cuyos restos podemos contemplar debió sustituir a otro anterior de vitola románica. Fue levantado en el siglo XIV por los Rojas, tras recibir de Fernando IV la plaza de Poza. Esta dinastía mantuvo el dominio sobre el lugar hasta que su titularidad pasó a manos de Diego Fernández de Córdoba.
Características arquitectónicas
Sólo han llegado hasta nosotros dos torres semicirculares que protegían la entrada del recinto exterior a un patio de armas avanzado y una quebrada de lienzos del edificio interno. Debió de tener forma triangular, dentro de las limitadas posibilidades de acomodo al abrupto roquedo que lo sustenta. En los extremos terminales de los muros se instalaron cubos defensivos. La puerta de acceso se enmarca con arco ojival. Se empleó mampostería para levantar el conjunto, que debió coronarse con almena. En el interior han permanecido un aljibe practicado en roca viva y un sótano abovedado.
Estado de conservación
El conjunto resulta más atractivo por su emplazamiento privilegiado que por los escasos restos desmembrados que ha conservado. Algunos de sus vestigios arquitectónicos han sido consolidados.
Los castillos y fortalezas de Castilla y León - Carlos M. Martín Jiménez
Reseña histórica
La villa de Poza se repobló en el siglo X. Desde entonces tuvo edificio fortificado. En los últimos años de la decimotercera centuria la monarquía cedió la fortaleza a Juan Rodríguez de Rojas en compensación de las pérdidas materiales que éste había sufrido como consecuencia de su apoyo a la corona en algunos episodios bélicos. El castillo de traza gótica cuyos restos podemos contemplar debió sustituir a otro anterior de vitola románica. Fue levantado en el siglo XIV por los Rojas, tras recibir de Fernando IV la plaza de Poza. Esta dinastía mantuvo el dominio sobre el lugar hasta que su titularidad pasó a manos de Diego Fernández de Córdoba.
Características arquitectónicas
Sólo han llegado hasta nosotros dos torres semicirculares que protegían la entrada del recinto exterior a un patio de armas avanzado y una quebrada de lienzos del edificio interno. Debió de tener forma triangular, dentro de las limitadas posibilidades de acomodo al abrupto roquedo que lo sustenta. En los extremos terminales de los muros se instalaron cubos defensivos. La puerta de acceso se enmarca con arco ojival. Se empleó mampostería para levantar el conjunto, que debió coronarse con almena. En el interior han permanecido un aljibe practicado en roca viva y un sótano abovedado.
Estado de conservación
El conjunto resulta más atractivo por su emplazamiento privilegiado que por los escasos restos desmembrados que ha conservado. Algunos de sus vestigios arquitectónicos han sido consolidados.
Los castillos y fortalezas de Castilla y León - Carlos M. Martín Jiménez