De origen musulmán, fue construido entre los siglos XII y XIII, antes de la conquista castellana. Tras la rebelión mudéjar de 1264-1266 fue donado a la Orden del Temple junto a sus territorios circundantes.
En 1286 se entregó al reino de Granada, provocando entonces la traición del rey Sancho IV de Castilla y León. Fernán Pérez de Guzmán y los caballeros templarios lo recuperaron tiempo más tarde. Tras la supresión de la Orden en 1312, pasó a formar parte de la Orden de Santiago.
En los siglos XVII y XVIII las piedras del castillo fueron utilizadas para la construcción de las casas de la localidad.
En la actualidad quedan solamente restos en el casco viejo.
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