La villa de Sotopalacios ostentó capitalidad jurisdiccional de la Merindad de Río Ubierna. Una tradición de base inconsistente vinculaba el castillo a la figura de Rodrigo Díaz de Vivar. No tiene otro fundamento la denominación popular del edificio como Palacio del Cid que la proximidad de la aldea de su nacimiento. Hubo, parece cierto, en su solar una fortaleza anterior. La intervención arqueológica ha desvelado la existencia de restos de anterior cimentación correspondiente a un edificio que nada tiene que ver con el actual. La tardía cronología del palacio que ha llegado hasta nuestros días desbarata toda pretensión de ver en la nominación legendaria alusiva al Campeador cualquier atisbo de veracidad histórica.
Reseña histórica
Edward Cooper advierte la presencia, en una crujía del ángulo noroeste, de "ventanales lanciformes del tipo habitual del siglo XIII". No obstante, las obras fundamentales del palacio que ahora contemplamos debieron llevarse a cabo a lo largo del siglo XV. Durante la centuria
siguiente continuaron las tareas de edificación, según se desprende de documentación relativa a una solicitud de autorización real. La plaza pertenecía a los Manrique en el momento del inicio de las obras de reedificación. El linaje Padilla y los duques de Lerma sucedieron a los titulares originales en la propiedad del inmueble.
Características arquitectónicas
Su estructura responde más a la de una residencia palaciega que a la de edificio militar de carácter estrictamente defensivo. Tiene planta cuadrada. En las esquinas de uno de los muros se instalaron dos gruesas torres - también de planta cuadrangular - dispuestas en posición diagonal respecto al frente del edificio. Una tercera torreta albarrana, de menor entidad, ocupa otro de los ángulos. Todo el conjunto se levantó con mampostería, reservando la sillería para el remate de los encuentros de las fachadas. El interior del palacio distribuye sus estancias en torno a un patio central. El edificio se corona con almena sobre matacán corrido apoyado sobre ménsula de doble cuerpo.
Estado de conservación
Conserva su estructura básica en buen estado. Ha sido restaurado. Es de propiedad particular. Se destina a vivienda.
Reseña histórica
Edward Cooper advierte la presencia, en una crujía del ángulo noroeste, de "ventanales lanciformes del tipo habitual del siglo XIII". No obstante, las obras fundamentales del palacio que ahora contemplamos debieron llevarse a cabo a lo largo del siglo XV. Durante la centuria
siguiente continuaron las tareas de edificación, según se desprende de documentación relativa a una solicitud de autorización real. La plaza pertenecía a los Manrique en el momento del inicio de las obras de reedificación. El linaje Padilla y los duques de Lerma sucedieron a los titulares originales en la propiedad del inmueble.
Características arquitectónicas
Su estructura responde más a la de una residencia palaciega que a la de edificio militar de carácter estrictamente defensivo. Tiene planta cuadrada. En las esquinas de uno de los muros se instalaron dos gruesas torres - también de planta cuadrangular - dispuestas en posición diagonal respecto al frente del edificio. Una tercera torreta albarrana, de menor entidad, ocupa otro de los ángulos. Todo el conjunto se levantó con mampostería, reservando la sillería para el remate de los encuentros de las fachadas. El interior del palacio distribuye sus estancias en torno a un patio central. El edificio se corona con almena sobre matacán corrido apoyado sobre ménsula de doble cuerpo.
Estado de conservación
Conserva su estructura básica en buen estado. Ha sido restaurado. Es de propiedad particular. Se destina a vivienda.