La fortaleza de Toral estuvo condenada a la destrucción por la decisión con que la corona castigó la toma de partido de su propietario por el bando popular en el episodio histórico de las Comunidades. Tuvo que ser la diplomacia y los buenos oficios de la esposa del titular del edifico quienes consiguieran el favor real del perdón. Sin embargo las amenazas más certeras que han pesado sobre este conjunto han sido el abandono y el efecto devastador del paso del tiempo. Una reciente intervención arquitectónica ha salvado al conjunto, que - superada la tesitura histórica que reinaba en los siglos que siguieron al de su edificación - se dedica, ahora, a actividades que nada tienen que ver con su finalidad originaria.
Reseña histórica
Hay que esperar hasta el año 1393 para encontrar una cita documental de este palacio. La presencia de los escudos enclavados sobre el vano de acceso motivan la atribución de su construcción a don Pedro Nuñez de Guzmán y a su esposa doña Elvira de Bazán. Durante el episodio de la sublevación comunera el palacio fortificado pertenecía a Ramiro Núñez de Guzmán, que tomó partido por el movimiento popular, lo que motivó la orden real de derribo de la fortaleza una vez quedó sofocada la revuelta. Consiguió salvarse de la devastación, obteniendo el perdón real. Pero con el transcurso del tiempo cayó en desuso y su estado fue deteriorándose, hasta que una reciente restauración conjuró el peligro inminente de ruina total.
Características arquitectónicas
Su esquema es sencillo. Los materiales elegidos para su edificación fueron el tapial y el ladrillo. Se proyectó un edificio de planta cuadrada distribuido en torno a un patio central con grandes torres angulares. Las estancias del interior se dividían en dos alturas. Debió tener, en origen, un foso que protegía todo su perímetro, del que hoy no quedan vestigios.
Estado de conservación
Es de propiedad municipal. Se encuentra parcialmente restaurado y alberga dependencias oficiales y un museo. En la zona aún en obras está prevista la instalación de un establecimiento hostelero.
Reseña histórica
Hay que esperar hasta el año 1393 para encontrar una cita documental de este palacio. La presencia de los escudos enclavados sobre el vano de acceso motivan la atribución de su construcción a don Pedro Nuñez de Guzmán y a su esposa doña Elvira de Bazán. Durante el episodio de la sublevación comunera el palacio fortificado pertenecía a Ramiro Núñez de Guzmán, que tomó partido por el movimiento popular, lo que motivó la orden real de derribo de la fortaleza una vez quedó sofocada la revuelta. Consiguió salvarse de la devastación, obteniendo el perdón real. Pero con el transcurso del tiempo cayó en desuso y su estado fue deteriorándose, hasta que una reciente restauración conjuró el peligro inminente de ruina total.
Características arquitectónicas
Su esquema es sencillo. Los materiales elegidos para su edificación fueron el tapial y el ladrillo. Se proyectó un edificio de planta cuadrada distribuido en torno a un patio central con grandes torres angulares. Las estancias del interior se dividían en dos alturas. Debió tener, en origen, un foso que protegía todo su perímetro, del que hoy no quedan vestigios.
Estado de conservación
Es de propiedad municipal. Se encuentra parcialmente restaurado y alberga dependencias oficiales y un museo. En la zona aún en obras está prevista la instalación de un establecimiento hostelero.