Benavente forma también parte del frente de repoblación que impulsara Fernando II hacia el año 1170. Presumen los historiadores que la villa contó, desde aquellos años, con un primitivo castillo del que no existe vestigio alguno en la actualidad.
Reseña histórica
Don Rodrigo Alonso de Pimentel, cuarto conde de Benavente, era hombre emprendedor. A su iniciativa se debe la construcción de notables fortalezas, como las vallisoletanas de Portillo y Villalba de los Alcores. Quiso engalanar la villa de su condado con un formidable palacio, y ordenó levantar un fastuoso edificio que las crónicas históricas alaban como inigualable en su época. Alonso Pimentel heredó de su padre un edificio que acusaba graves defectos de cimentación, al que adosó - ya en el siglo XVI - algunos elementos arquitectónicos, entre los que debemos destacar, como único vestigio de tan fantástica obra que ha llegado hasta nosotros, la Torre del Caracol o de los Caracoles. Asolado por un incendio acaecido a comienzos del siglo XIX, el edificio acabó arruinado con la finalización de la centuria.
Características arquitectónicas
Contemplaremos una torre de porte compacto. Alivia la tosquedad de su silueta mediante cuatro garitas cilíndricas angulares. Se asoma hacia la vega sobre la que se encarama a través de singulares ventanas geminadas. Indicios de su función residencial son también las grandes balconadas que se protegen con antepecho sobre ménsulas, y contribuyen a aligerar de manera notable el recio aspecto del conjunto.
Estado de conservación
Fue restaurada a mediados del siglo XX, y convertida en Parador Nacional en el año 1971, previo asentamiento de su siempre precaria cimentación.
(Los castillos y fortalezas de Castilla y León - Carlos M. Martín Jiménez)
Reseña histórica
Don Rodrigo Alonso de Pimentel, cuarto conde de Benavente, era hombre emprendedor. A su iniciativa se debe la construcción de notables fortalezas, como las vallisoletanas de Portillo y Villalba de los Alcores. Quiso engalanar la villa de su condado con un formidable palacio, y ordenó levantar un fastuoso edificio que las crónicas históricas alaban como inigualable en su época. Alonso Pimentel heredó de su padre un edificio que acusaba graves defectos de cimentación, al que adosó - ya en el siglo XVI - algunos elementos arquitectónicos, entre los que debemos destacar, como único vestigio de tan fantástica obra que ha llegado hasta nosotros, la Torre del Caracol o de los Caracoles. Asolado por un incendio acaecido a comienzos del siglo XIX, el edificio acabó arruinado con la finalización de la centuria.
Características arquitectónicas
Contemplaremos una torre de porte compacto. Alivia la tosquedad de su silueta mediante cuatro garitas cilíndricas angulares. Se asoma hacia la vega sobre la que se encarama a través de singulares ventanas geminadas. Indicios de su función residencial son también las grandes balconadas que se protegen con antepecho sobre ménsulas, y contribuyen a aligerar de manera notable el recio aspecto del conjunto.
Estado de conservación
Fue restaurada a mediados del siglo XX, y convertida en Parador Nacional en el año 1971, previo asentamiento de su siempre precaria cimentación.
(Los castillos y fortalezas de Castilla y León - Carlos M. Martín Jiménez)