El castillo de Mequinenza se levanta en lo alto de la colina casi al borde de un gran precipicio, a una altura de unos 185 metros sobre el nivel de la confluencia de los ríos Ebro y Segre, dominando el caserío.
Fue una fortaleza árabe hasta el siglo XII, construida por la tribu Berebere de los Miknasa, sobre la que se levantó la fortaleza actual en los siglos XIV y XV.
La planta del castillo es una planta irregular reforzada en alzado por siete torreones, todos rectangulares excepto uno, el más robusto, que es curiosamente de planta pentagonal. Cuenta con patio central con una de las alas porticadas y notables salas en torno a él.
El castillo estaba en ruinas por causa de la Guerra Civil española y fue rehabilitado en los años 1950 como residencia por ENHER. Está considerado como uno de los mejores castillos que nos legó el arte gótico.
Al castillo se accede por la puerta original que da al patio protegida por dos torres. Del espectacular patio lo único que se cambió fue la escalera que da acceso al piso superior, con el fin de dar más luz y belleza al entorno. Cuenta con diversas dependencias.
La sala capitular o de homenaje, es la sala que se utilizaba para la realización de juicios. Esta sala sigue conservando los tres niveles, el superior para la nobleza, el medio para la burguesía y el más bajo y ultimo escalón para la gente de pie.
El polvorín, sala totalmente original, actualmente utilizada como comedor.
Las habitaciones, actualmente cuenta con unas 18 habitaciones, algunas eran celdas antiguamente.
Dispone además de sala de conferencias y audiovisuales, sala de juegos y una capilla.
Fue una fortaleza árabe hasta el siglo XII, construida por la tribu Berebere de los Miknasa, sobre la que se levantó la fortaleza actual en los siglos XIV y XV.
La planta del castillo es una planta irregular reforzada en alzado por siete torreones, todos rectangulares excepto uno, el más robusto, que es curiosamente de planta pentagonal. Cuenta con patio central con una de las alas porticadas y notables salas en torno a él.
El castillo estaba en ruinas por causa de la Guerra Civil española y fue rehabilitado en los años 1950 como residencia por ENHER. Está considerado como uno de los mejores castillos que nos legó el arte gótico.
Al castillo se accede por la puerta original que da al patio protegida por dos torres. Del espectacular patio lo único que se cambió fue la escalera que da acceso al piso superior, con el fin de dar más luz y belleza al entorno. Cuenta con diversas dependencias.
La sala capitular o de homenaje, es la sala que se utilizaba para la realización de juicios. Esta sala sigue conservando los tres niveles, el superior para la nobleza, el medio para la burguesía y el más bajo y ultimo escalón para la gente de pie.
El polvorín, sala totalmente original, actualmente utilizada como comedor.
Las habitaciones, actualmente cuenta con unas 18 habitaciones, algunas eran celdas antiguamente.
Dispone además de sala de conferencias y audiovisuales, sala de juegos y una capilla.