El conjunto arqueológico de Alarcos dispone de restos de varias civilizaciones, desde la Edad de Bronce hasta la Edad Media, destacando los ibéricos y los medievales. Curiosamente, ni los romanos, ni los visigodos utilizaron este emplazamiento.
Históricamente es de destacar la batalla de Alarcos, que en 1195 enfrentó a los almohades y a los cristianos. Disponemos de un excepcional conjunto de armas como evidencia de este enfrentamiento.
El antiguo poblado -“oppidum”- íberico, junto a la muralla y al castillo medieval, son los tres elementos fundamentales del conjunto, que abarca más de 30 Ha. Como es habitual en las poblaciones iberas, este “oppidum” se situó en un punto estratégico, en lo alto de una colina y al margen del río Guadiana. Además se amuralló en los flancos más débiles para su defensa. Los elementos constructivos son los habituales: viviendas de planta cuadrada, compartimentada en dos habitaciones y zócalos de piedra. Este poblado se desarrolló desde el S.VI al III a.C. Además podemos destacar los restos de un santuario. En la Edad Media se estableció un poblado medieval del que se conservan restos de viviendas y el castillo. Más tarde se edificó la ermita de la Virgen de Alarcos y fue despoblado al emigrar sus habitantes a Ciudad Real.
Históricamente es de destacar la batalla de Alarcos, que en 1195 enfrentó a los almohades y a los cristianos. Disponemos de un excepcional conjunto de armas como evidencia de este enfrentamiento.
El antiguo poblado -“oppidum”- íberico, junto a la muralla y al castillo medieval, son los tres elementos fundamentales del conjunto, que abarca más de 30 Ha. Como es habitual en las poblaciones iberas, este “oppidum” se situó en un punto estratégico, en lo alto de una colina y al margen del río Guadiana. Además se amuralló en los flancos más débiles para su defensa. Los elementos constructivos son los habituales: viviendas de planta cuadrada, compartimentada en dos habitaciones y zócalos de piedra. Este poblado se desarrolló desde el S.VI al III a.C. Además podemos destacar los restos de un santuario. En la Edad Media se estableció un poblado medieval del que se conservan restos de viviendas y el castillo. Más tarde se edificó la ermita de la Virgen de Alarcos y fue despoblado al emigrar sus habitantes a Ciudad Real.