La fortaleza de Sobradillo forma parte del rosario de edificaciones fortificadas que se extienden junto al río Águeda en las cercanías de la frontera portuguesa. La ausencia absoluta de defensas naturales y la carencia de barreras protectoras mueven, sin embargo, a pensar que su edificación responde más al interés particular de su constructor que a un plan estratégico preconcebido para la defensa de la frontera.
Reseña histórica
Su construcción se atribuye a don Alfonso de Ocampo, que inició las obras para su edificación en la segunda mitad del siglo XV. Aparece documentada la confirmación de la cesión de la villa en favor de aquél en el año 1475, en documento otorgado por los Reyes Católicos. Perteneció durante siglos, a pesar de las desavenencias y luchas familiares, a la dinastía Ocampo, cuyo escudo puede admirarse junto a la base de una ventana geminada -que perdió el parteluz- abierta al pie de una de las ladroneras.
Características arquitectónicas
La torre tiene planta rectangular y se construyó con mampostería granítica con remate de sillería del mismo material en los ángulos. Se corona con almena. En las esquinas superiores se dispusieron garitas cilíndricas voladas, mientras en el medio de los muros se instalaron decorativas ladroneras que descansan sobre triple ménsula. Su interior se dividía en tres alturas separadas por techumbres de madera. El acceso se dispuso, en origen, mediante puerta abierta a la altura de la
segunda planta. Se accedía hasta ella a través de una estructura desmontable que encontraba apoyo en los modillones que sobresalen en la base del vano. Los restos de la edificación que se levanta junto a la torre corresponden al modesto recinto abovedado que se incorporó al conjunto en fecha posterior a la terminación del torreón principal.
Estado de conservación
El conjunto fortificado conserva la torre -íntegra- y vestigios arruinados de una edificación adosada. Muestra, tras su restauración, un aspecto de saludable consolidación.
Reseña histórica
Su construcción se atribuye a don Alfonso de Ocampo, que inició las obras para su edificación en la segunda mitad del siglo XV. Aparece documentada la confirmación de la cesión de la villa en favor de aquél en el año 1475, en documento otorgado por los Reyes Católicos. Perteneció durante siglos, a pesar de las desavenencias y luchas familiares, a la dinastía Ocampo, cuyo escudo puede admirarse junto a la base de una ventana geminada -que perdió el parteluz- abierta al pie de una de las ladroneras.
Características arquitectónicas
La torre tiene planta rectangular y se construyó con mampostería granítica con remate de sillería del mismo material en los ángulos. Se corona con almena. En las esquinas superiores se dispusieron garitas cilíndricas voladas, mientras en el medio de los muros se instalaron decorativas ladroneras que descansan sobre triple ménsula. Su interior se dividía en tres alturas separadas por techumbres de madera. El acceso se dispuso, en origen, mediante puerta abierta a la altura de la
segunda planta. Se accedía hasta ella a través de una estructura desmontable que encontraba apoyo en los modillones que sobresalen en la base del vano. Los restos de la edificación que se levanta junto a la torre corresponden al modesto recinto abovedado que se incorporó al conjunto en fecha posterior a la terminación del torreón principal.
Estado de conservación
El conjunto fortificado conserva la torre -íntegra- y vestigios arruinados de una edificación adosada. Muestra, tras su restauración, un aspecto de saludable consolidación.