Junto a los bordes de las parameras que vigilan el tránsito del río Duero, y a la vera de la senda que unía las fortalezas de Medinaceli y Gormaz, el ejército islámico levantó, a mediados del siglo X, un notable número de atalayas orientadas a la vigilancia y protección de tan importante vía de comunicación. Han llegado hasta nuestros días, en diferente estado de conservación, al menos una veintena de aquellos edificios.
Entre sus características comunes pueden destacarse su planta circular, fábrica de mampostería, altura que oscila en torno a los quince metros y puerta elevada con dintel recto - a excepción de la de Hojaraca, que presenta arco de herradura -.
Entre la extensa relación de muestras pueden destacarse las ubicadas en los términos de El Burgo de Osma-Uxama, Lomera, El Enebral, San Esteban-Quintanilla, Vildé-Navapalos, Nograles, Caracena, Recuerda-Mosarejos o Riba de Escalóte-Hojaraca.
Entre sus características comunes pueden destacarse su planta circular, fábrica de mampostería, altura que oscila en torno a los quince metros y puerta elevada con dintel recto - a excepción de la de Hojaraca, que presenta arco de herradura -.
Entre la extensa relación de muestras pueden destacarse las ubicadas en los términos de El Burgo de Osma-Uxama, Lomera, El Enebral, San Esteban-Quintanilla, Vildé-Navapalos, Nograles, Caracena, Recuerda-Mosarejos o Riba de Escalóte-Hojaraca.