El castillo de Anento es una fortificación defensiva del siglo XIII-XIV, ubicada en un monte cercano a la localidad del mismo nombre.
Sus orígenes son musulmanes pero tras la reconquista por Alfonso I mantiene su importancia debido a su posición fronteriza con Castilla.
Pedro IV lo empeñó por 60.000 sueldos a Enrique de Trastámara para poder financiar parte de la guerra con los castellanos, siendo recuperado en 1357. En ese mismo año fue reconstruido en parte, debido a un enfrentamiento con los castellanos de Pedro el Cruel, tras el cual incendiaron la población.
En el siglo XV volvió a la actividad bélica cuando el condestable don Álvaro de Luna ataca Aragón.
El castillo no se conserva en su totalidad, pero gracias a la última restauración realizada, se ha conseguido recuperar parte de su aspecto original y facilitar la comprensión al visitante de cómo era originariamente el castillo.
Cuenta con un foso excavado en la piedra que dificultaba el asalto al castillo y al que sólo se podía acceder por un puente levadizo. De la misma longitud que el foso es la muralla de sillares y mampostería paralela de unos 40 metros con tres torreones y puerta entre dos de ellos. Estos torreones son macizos en la planta baja, igual que la muralla, y se cubrían en la segunda con bóveda de cañón apuntado. La puerta de acceso es de arco de medio punto, defendida por un puente levadizo alzado sobre el foso.
El castillo se encontraba dentro de la Lista Roja de patrimonio, debido a su estado de deterioro avanzado, saliendo de la misma en el año 2010, debido a la restauración realizada, al 50% ,por la Consejería de Educación, Cultura y Deporte del Gobierno de Aragón y el Ministerio de Fomento.
Bien de Interés Cultural por el Gobierno de Aragón 17/04/2006.
Sus orígenes son musulmanes pero tras la reconquista por Alfonso I mantiene su importancia debido a su posición fronteriza con Castilla.
Pedro IV lo empeñó por 60.000 sueldos a Enrique de Trastámara para poder financiar parte de la guerra con los castellanos, siendo recuperado en 1357. En ese mismo año fue reconstruido en parte, debido a un enfrentamiento con los castellanos de Pedro el Cruel, tras el cual incendiaron la población.
En el siglo XV volvió a la actividad bélica cuando el condestable don Álvaro de Luna ataca Aragón.
El castillo no se conserva en su totalidad, pero gracias a la última restauración realizada, se ha conseguido recuperar parte de su aspecto original y facilitar la comprensión al visitante de cómo era originariamente el castillo.
Cuenta con un foso excavado en la piedra que dificultaba el asalto al castillo y al que sólo se podía acceder por un puente levadizo. De la misma longitud que el foso es la muralla de sillares y mampostería paralela de unos 40 metros con tres torreones y puerta entre dos de ellos. Estos torreones son macizos en la planta baja, igual que la muralla, y se cubrían en la segunda con bóveda de cañón apuntado. La puerta de acceso es de arco de medio punto, defendida por un puente levadizo alzado sobre el foso.
El castillo se encontraba dentro de la Lista Roja de patrimonio, debido a su estado de deterioro avanzado, saliendo de la misma en el año 2010, debido a la restauración realizada, al 50% ,por la Consejería de Educación, Cultura y Deporte del Gobierno de Aragón y el Ministerio de Fomento.
Bien de Interés Cultural por el Gobierno de Aragón 17/04/2006.