Al igual que otros pueblos prerromanos, los vetones encontraban en la cultura megalítica su forma de expresión. El símbolo más popular y original del arte vetón son los verracos, toscas esculturas en piedra de toros y cerdos, dedicadas a la magia protectora. Algunos se conservan junto a los castros, en sus ubicaciones originales, otros han visto crecer ciudades a su alrededor o han sido desplazados para ornamentar monumentos de posterior factura.
Camino de Toledo, se encuentra el conjunto más ilustre, el de los Toros de Guisando. Se trata de cuatro representaciones de toros de grandes dimensiones colocadas en un prado en el municipio de El Tiemblo. Labradas en granito, las cuatro figuras miran hacia el oeste y algunas presentan cavidades para insertar los cuernos. Su factura data de los siglos IV-III a.C., aunque una de ellas muestra en el lomo una inscripción romana.
(ABC Viajar)
Camino de Toledo, se encuentra el conjunto más ilustre, el de los Toros de Guisando. Se trata de cuatro representaciones de toros de grandes dimensiones colocadas en un prado en el municipio de El Tiemblo. Labradas en granito, las cuatro figuras miran hacia el oeste y algunas presentan cavidades para insertar los cuernos. Su factura data de los siglos IV-III a.C., aunque una de ellas muestra en el lomo una inscripción romana.
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