Historia:
Está situado estratégicamente en la Sierra de Pajarete, en el camino de Villamartín a Prado del Rey, a 523 metros sobre el nivel del mar.
El Castillo aprovecha la pequeña explanada de la cumbre del cerro Pajarete, convirtiéndose en bastión casi inexpugnable y en excelente otero de comarca. Fue mandado construir por Omar Ben Hafsun, a finales del siglo IX para, desde ella, defender a Iptuci, la ciudad más avanzada de la Cora de Ronda.
No fueron los árabes los primeros en asentarse en la cima de dicho monte. Los Tartesios y los Iberos la habían utilizado anteriormente como nos indican los restos arqueológicos encontrados en ese lugar.
En 1256, la villa, el castillo y las aldeas dependientes de la jurisdicción con todos sus términos, fueron donados por Alfonso X a la Orden Militar de Calatrava, que la había conquistado. Sin embargo a principios del siglo XIV volvió a manos musulmanas, siendo reconquistado definitivamente por Alfonso XI en 1341. En 1342, el monarca concedía a Sevilla el castillo de Matrera y sus territorios. El Concejo Hispalense se erigió con su administración desde este momento y hasta el conocido Pleito de Matrera, con motivo de la lucha por al tierra, que comenzó en el siglo XVI y duró hasta principios del siglo XIX. Al estar situado en plena Frontera o Banda morisca fue asediado por los musulmanes granadinos en 1408 y en 1445.
Descripción:
Se divide en dos partes bien diferenciadas: la Torre del Homenaje, defendida por un recinto amurallado que la rodea, y el gran Patio de Armas o Albácar, totalmente rodeado de murallas y con dos puertas de acceso, una en la cara oeste, llamada Puerta del Homenaje, defendida por un recinto amurallado que la rodea, y el gran Patio de Armas o Albácar, totalmente rodeado de murallas y con dos puertas de acceso, una en la cara oeste, llamada Puerta de los Carros, y otra en la parte de levante, llamada Puerta del Sol. El Albácar es de grandes dimensiones, con una longitud de 185 metros, de este a oeste. De planta ligeramente elíptica, servía de refugio para la población y el ganado en momentos de peligro. La Torre del Homenaje se levanta en la parte norte, en el lugar más infranqueable, ya que la pendiente cae casi en vertical. Es de planta rectangular, de 15 metros de largo por 10 de ancho. Los muros tienen un grosor de casi 3 metros. Tiene 2 plantas. La baja está cubierta por una bóveda de medio cañón, a base de lajas de piedra de forma irregular. La alta, con el mismo tipo de bóveda, pero formada por ladrillos rojizos irregulares. Conserva tres saeteras, una en la primera y las dos restantes en la segunda planta. Del conjunto defensivo formaban parte varias torres: dos al norte, dos al oeste y dos al sur. Las puertas de acceso también se encuentran flanqueadas por dos robustas torres, aunque sólo se conservan los arranques de las mismas.
El perímetro amurallado supera los 500 metros. De la primitiva edificación andalusí anterior aún quedan vestigios construidos con tapial en algunas zonas de la parte inferior de la Torre.
Grado de protección:
Monumento Nacional desde 1949. Bien de Interés Cultural desde 1985.
Estado:
En ruinas. Tras otros derrumbes anteriores, en abril de 2013 se hundieron las bóvedas de la torre subsistente. El derrumbe ha ocasionado la pérdida íntegra de las tres plantas y bóvedas de la torre, el muro Norte en su totalidad y el Oeste parcialmente. Esta catástrofe se esperaba y el ayuntamiento de Villmarín avisó reiteradas veces a la Junta de Andalucía que no hizo nada por evitarlo.
Carácter de riesgo:
Deterioro progresivo. Más derrumbes.
Intervenciones y/o Restauraciones:
2014: Al parecer se están consolidando, demasiado tarde, los restos de la torre que sufrió el hundimiento en abril. Los demás restos del castillo siguen abandonados.
Propiedad: Particular
(Hispania Nostra)
Está situado estratégicamente en la Sierra de Pajarete, en el camino de Villamartín a Prado del Rey, a 523 metros sobre el nivel del mar.
El Castillo aprovecha la pequeña explanada de la cumbre del cerro Pajarete, convirtiéndose en bastión casi inexpugnable y en excelente otero de comarca. Fue mandado construir por Omar Ben Hafsun, a finales del siglo IX para, desde ella, defender a Iptuci, la ciudad más avanzada de la Cora de Ronda.
No fueron los árabes los primeros en asentarse en la cima de dicho monte. Los Tartesios y los Iberos la habían utilizado anteriormente como nos indican los restos arqueológicos encontrados en ese lugar.
En 1256, la villa, el castillo y las aldeas dependientes de la jurisdicción con todos sus términos, fueron donados por Alfonso X a la Orden Militar de Calatrava, que la había conquistado. Sin embargo a principios del siglo XIV volvió a manos musulmanas, siendo reconquistado definitivamente por Alfonso XI en 1341. En 1342, el monarca concedía a Sevilla el castillo de Matrera y sus territorios. El Concejo Hispalense se erigió con su administración desde este momento y hasta el conocido Pleito de Matrera, con motivo de la lucha por al tierra, que comenzó en el siglo XVI y duró hasta principios del siglo XIX. Al estar situado en plena Frontera o Banda morisca fue asediado por los musulmanes granadinos en 1408 y en 1445.
Descripción:
Se divide en dos partes bien diferenciadas: la Torre del Homenaje, defendida por un recinto amurallado que la rodea, y el gran Patio de Armas o Albácar, totalmente rodeado de murallas y con dos puertas de acceso, una en la cara oeste, llamada Puerta del Homenaje, defendida por un recinto amurallado que la rodea, y el gran Patio de Armas o Albácar, totalmente rodeado de murallas y con dos puertas de acceso, una en la cara oeste, llamada Puerta de los Carros, y otra en la parte de levante, llamada Puerta del Sol. El Albácar es de grandes dimensiones, con una longitud de 185 metros, de este a oeste. De planta ligeramente elíptica, servía de refugio para la población y el ganado en momentos de peligro. La Torre del Homenaje se levanta en la parte norte, en el lugar más infranqueable, ya que la pendiente cae casi en vertical. Es de planta rectangular, de 15 metros de largo por 10 de ancho. Los muros tienen un grosor de casi 3 metros. Tiene 2 plantas. La baja está cubierta por una bóveda de medio cañón, a base de lajas de piedra de forma irregular. La alta, con el mismo tipo de bóveda, pero formada por ladrillos rojizos irregulares. Conserva tres saeteras, una en la primera y las dos restantes en la segunda planta. Del conjunto defensivo formaban parte varias torres: dos al norte, dos al oeste y dos al sur. Las puertas de acceso también se encuentran flanqueadas por dos robustas torres, aunque sólo se conservan los arranques de las mismas.
El perímetro amurallado supera los 500 metros. De la primitiva edificación andalusí anterior aún quedan vestigios construidos con tapial en algunas zonas de la parte inferior de la Torre.
Grado de protección:
Monumento Nacional desde 1949. Bien de Interés Cultural desde 1985.
Estado:
En ruinas. Tras otros derrumbes anteriores, en abril de 2013 se hundieron las bóvedas de la torre subsistente. El derrumbe ha ocasionado la pérdida íntegra de las tres plantas y bóvedas de la torre, el muro Norte en su totalidad y el Oeste parcialmente. Esta catástrofe se esperaba y el ayuntamiento de Villmarín avisó reiteradas veces a la Junta de Andalucía que no hizo nada por evitarlo.
Carácter de riesgo:
Deterioro progresivo. Más derrumbes.
Intervenciones y/o Restauraciones:
2014: Al parecer se están consolidando, demasiado tarde, los restos de la torre que sufrió el hundimiento en abril. Los demás restos del castillo siguen abandonados.
Propiedad: Particular
(Hispania Nostra)