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Teobaldo I ordenó la construcción del castillo hacia el año 1250 y concedió en 1264 a sus habitantes el Fuero de los francos de Estella, configurándoles como hombres libres. Su nombre se atribuye a la predilección por las tierras orientales de los monarcas de la Casa de Champaña, quienes marcharon a las Cruzadas y pudieron nombrarla con el mítico nombre de la Tebas griega o la Tebas egipcia. En el siglo XIV obtuvo la categoría de Buena Villa con asiento en Cortes. Detentaba además el cargo de preboste, encargado de la persecución de malhechores. Su cárcel fue pródiga en encarcelamientos, especialmente en 1280, con 26 presos provenientes de la Guerra de la Navarrería, pues como narra el canto 98 del poema de Annelier “a todos los que habían causado enojo los hizo ahorcar y empalar. A todos los demás los hizo llevar presos a Tiebas y morir de dolor. Jamás vi a ningún hombre vengarse tan bien”. Se refería al gobernador Beaumarchais tras conquistar y arrasar la Navarrería en 1276.El castillo se reformó en 1321 como archivo real, depósito de la Cámara de Comptos, custodia del tesoro y prisión. Carlos II en 1364 nombró al judío Salomón de Polbroc alcaide, y también disfrutó con las chanzas del juglar Bonafox (también judío), a quien otorgó una pensión vitalicia.En 1378 se acusó de cobardía al gobernador, el caballero Berrio, cuando la fortaleza fue atacada y destruida por los castellanos. Además, talaron los frutales y robaron el ganado de la población, por lo que Carlos II les eximió de la mitad de las pechas. Lo peor del ataque fue el incendio, pues ardió buena parte del Archivo de Navarra y nos ha privado de conocer un pedazo de nuestra historia. Así lo relataba el padre Moret en sus Anales: “El capitán castellano Pedro Manrique entregó a las llamas aquel hermoso castillo y juntamente con él las memorias de la antigüedad que más podían ilustrar los tiempos de nuestra historia, para hacer eterno el dolor que siempre nos debe causar una vez sepultadas tantas luces en aquel montón de ruina y cenizas”.Tras ser reconstruido, lo adquirió Juan de Beaumont en 1445. En 1494 se libraba la guerra civil entre agramonteses (partidarios de los reyes navarros) y los beamonteses (aliados de los castellanos) cuando el rey Juan de Albret atacó el castillo, en poder de Luis de Beaumont, apoderándose temporalmente de la fortaleza. Pero las tornas cambiaron en 1512 con la conquista de Navarra, cuando la alianza beamontesa con Castilla impidió que fuera demolido por Cisneros.En 1654, el Condestable de Navarra denunció a varios vecinos por robar piedra del castillo, lo que confirma que estaba abandonado. Todavía fue utilizado durante la Guerra de la Independencia, ya que se empleó para emboscadas en el paso a Tafalla y fue testigo de una sangrienta batalla en 1810 entre cuatro batallones de Espoz y Mina contra más de tres mil soldados franceses.Se encuentra hoy en ruinas, pero se trabaja en él para consolidar su estructura. Las excavaciones han hallado además restos de azulejos medievales y la bodega (enterrada bajo los escombros). Esto no es nada extraño, pues nos consta la afición al vino de la Casa de Champaña, como su propio nombre indica, ya que compraron viñas, extendieron su cultivo y trajeron a Navarra nuevas especies como el verjus, una especie de cava espumoso. El rey Teobaldo I de Champaña trajo de su región natal las cepas para elaborar el “verjús”, vino agraz, especie de vinagre para agregar a algunos platos.(Curiosidades de Navarra Web)
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En la soledad de una llanada tapizada de campos de cultivo y retazos forestales, carente de cualidades estratégicas, esta soberbia muestra de arquitectura militar manifiesta una filiación típicamente mudejar, con el inequívoco aire palaciego que confiere a los edificios militares la proliferación de ventanales y balcones.Reseña histórica
La parquedad de las fuentes históricas impide recomponer los orígenes de este magnífico edificio militar. La realización acodada de la entrada y la disposición de las torres sirven a los expertos para pronosticar que la fecha del inicio de su construcción debe situarse entre comienzos del siglo XIV y los primeros años de la siguiente centuria. Don Alvaro de Luna contribuyó decisivamente, a partir de 1439, a la formación de la actual estampa del edificio con el impulso de importantes obras en el ángulo suroriental. El marqués de Villena y Juan de Stúñiga preceden a los Fernández de Velasco en la titularidad del castillo, que -al igual que el edificio de Pedraza- servirá como presidio de los hijos del rey francés Francisco I tras la batalla de Pavía.Características arquitectónicas
La cronología de las obras es compleja. La parte sustancial de su estructura responde a obras emprendidas entre los siglos XIV y XV. Don Alvaro de Luna parece ser el impulsor de la construcción de dos torreones y un lienzo de refuerzo, así como de algunas instalaciones interiores. Ladrillo, mampuesto y ripio son los componentes fundamentales de su fábrica. El tratadista Cooper distingue en el conjunto dos unidades estructurales bien diferenciadas. La primera se caracteriza por su composición a base de mampostería con encintado de ladrillo -equiparable a la que don Alvaro de Luna utiliza para decorar su castillo de Escalona, mientras que la segunda se distingue por el empleo de troneras de "bola y cruz" . Su planimetría nos desvela un diseño irregular de forma trapezoidal. En los ángulos de uno de los muros se elevan dos contundentes cubos. Un tercero, más estilizado, se intercala entre ambos. Dos torres cuadradas y una trapezoidal completan el conjunto de resaltes del esbelto edificio, cuya vocación de verticalidad es rasgo característico de su muy acusada personalidad. La profusión de ventanas geminadas -algunas con doble arco de herradura e Incrustadas en el muro con simulación de alfiz- embellecen de manera muy notable el conjunto. Muy hermosos son, también, los balcones amatacanados que cuelgan, sobre contundentes ménsulas, del torreón principal.Estado de conservación
Ha sido restaurado íntegramente. Pertenece a los marqueses de Quintanar y es gestionado por la Asociación Cultural Hispano-Mexicana. Cuenta con museo y destina sus dependencias a diferentes actividades, que incluyen el alojamiento de visitantes.(Los castillos y fortalezas de Castilla y León - Carlos M. Martín Jiménez)
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Tras su conversión en cabecera de Comunidad de Villa y Tierra, Sepúlveda registra un esplendor que lleva a la villa a reunir en su solar más de una veintena de templos, acreditando condición de población tolerante donde convivieron armónicamente musulmanes y gentes de las denominadas religiones del Libro.Reseña histórica
El origen de la fortificación de la villa entronca con el episodio de la repoblación, que de manera escalonada afecta a las localidades de la Extremadura castellana y leonesa. Tras la victoria de Simancas -año 939- el Rey leonés Ramiro II extiende el dominio de las huestes de tradición hispana hasta el límite del Duero, y sienta las bases para el avance de las tropas cristianas hacia confines más meridionales. El conde castelIano Fernán González lidera las tropas que toman Sepúlveda, arrebatando la villa a sus alcaides musulmanes, cuyos nombres -Abubad y Abismen- nos facilita el cronista Diego de Colmenares. Garci Fernández, hijo del conde castellano que conquistó la población, se ve obligado a retroceder en el año 984, ante el avance implacable del caudillo del califato cordobés Ibn Abi Amir, más conocido por su sobrenombre de Almanzor -Al-Mansur bi-llah, que viene a significar "victorioso por Allah". Habrá que esperar hasta 1010 para asistirá la definitiva
recuperación de Sepúlveda para Castilla. Sancho García, nieto de Fernán González, toma la ciudad para convertirla en eje de la línea de repoblación cristiana al sur del Duero.Características arquitectónicas
Del milenario castillo, cuya construcción se atribuye a Fernán González, apenas queda un fragmento de fachada, compuesto con mampostería, en el que se intercalan tres estilizados cubos. Tan escasos vestigios se nos muestran camuflados tras una fachada que en el siglo XVII se adosó al conjunto, y desfigurados por la instalación de una espadaña de tipología neoclásica sobre el cubo central. Cuentan los cronistas que las ventanas abiertas en el tramo superior del lienzo superviviente tenían por finalidad posibilitar al clero una discreta vía de contacto visual con las fiestas populares. Mejor suerte ha deparado el transcurso del tiempo al recinto amurallado, que aún conserva cuatro de las siete puertas que tuvo la muralla -conocidas con los nombres de Azogue, Postiguillo, Guerrilla, Fuerza, Portillo, Duruelo y del Río-.Estado de conservación
Apenas permanece en pie algún muro del castillo, camuflado entre edificaciones adosadas, y algunas puertas de la ciudad. El sabor medieval que destilan las calles de Sepúlveda justifica, sin embargo y de manera inobjetable, la visita a la villa.(Los castillos y fortalezas de Castilla la Vieja - Carlos M. Martín Jiménez)
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Cuenta Ledesma con amplia tradición histórica, de la que restan como vestigios ancestrales un puente y unos baños de origen romano. Tras los avatares de la invasión musulmana del siglo VIII y la posterior repoblación por la monarquía leonesa, la villa fue recobrando paulatinamente su antiguo esplendor, hasta conseguir un entorno urbano en el que podemos paladear magníficas esencias de su rica historia.Reseña histórica
Las primeras obras de fortificación de Ledesma datan de los tiempos de su repoblación, acaecida a mediados del siglo XII bajo el impulso delmonarca leonés Fernando II. Debió, entonces, construirse una tosca muralla defensiva de la que aún restan algunos fragmentos. Sirvió de base para la edificación posterior del castillo. En la decimotercera centuria encontramos la plaza de Ledesma bajo dominio del infante de Castilla Don Pedro, hijo de Alfonso X. La villa pasa por sucesivas manos, hasta llegar a la titularidad de Don Alvaro de Luna en 1445. Tras el ajusticiamiento de quien fuera valido real la villa retorna a la corona. Hacia 1462 Enrique IV dona Ledesma y su conjunto fortificado a don Beltrán de la Cueva. Los Reyes Católicos confirmaron, pocos años después, la donación. La fortaleza permanecerá al menos durante tres siglos en poder del linaje del presunto padre de Juana la Beltraneja.Características arquitectónicas
El recinto externo del castillo se configuró mediante la construcción de un muro que cerraba un espacio angular de la muralla construida en tiempos de la repoblación. Los archivos históricos municipales han conservado planos del castillo que nos permiten recomponer su estado anterior a la pérdida múltiple de elementos arquitectónicos que ha sufrido. Con la posible finalidad de aislar el castillo de los tramos contiguos de muralla se construyeron dos torreones semicirculares en los extremos del muro de cierre, en cuyo tramo medio se encontraba la entrada principal, abierta en una torre cuadrada flanqueada por cubos. Estos componentes arquitectónicos -hoy desaparecidos- debieron rematarse en los primeros años del siglo XIV. Las obras de remodelación realizadas en la fachada meridional, consistentes en la consolidación del recinto y la instalación de dos torres -una pentagonal de buena sillería y otra troncocónica compuesta con sillarejo- son de incierta datación. Los expertos las sitúan entre la segunda mitad del siglo XV y primeros años del siglo XVI. En todo caso, la heterogeneidad estilística de ambos torreones nos indica que estas adiciones no responden a un único proceso de reforma sino a la sucesión de varios proyectos. Tampoco ha llegado hasta nosotros la torre del homenaje, de planta rectangular, que se construyó en el interior del recinto.Estado de conservación
Los restos que han llegado hasta nuestros días han sido afianzados, por lo que muestra aspecto de "ruina consolidada". Es de propiedad municipal y se integra en un parque público.(Los castillos y fortalezas de Castilla y León - Carlos M. Martín Jiménez)
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La torre de Langa - parte de lo que debió ser castillo completo - vigila el último tramo del fluir del río Duero sobre cauce soriano. La fortificación jugó en época medieval un papel relevante como baluarte defensivo de la frontera marcada por este importante referente geográfico.Reseña históricaNo existen datos documentados sobre el origen de esta fortaleza. En la documentación que registra la cesión de la villa a Don Rodrigo Díaz de Vivar por el monarca Alfonso X no se recoge mención alguna que pudiera hacernos presumir la existencia en aquellas fechas del castillo. Por ello los historiadores retrasan hasta el siglo XIV o XV la fecha de su edificación. En su casi vacío libro de efemérides se anota la anécdota histórica de la reclusión entre sus muros de un hermano del Almirante de Castilla llamado don Enrique, apresado por orden de Alvaro de Luna a mediados del siglo XV.Características arquitectónicasUna vigorosa torre de recia cantería es el único elemento arquitectónico del castillo que ha sobrevivido a los avatares históricos y a los sistemáticos expolios de materiales que debieron motivar la desaparición del recinto externo. Tiene planta cuadrangular. No presenta, en su sobria fábrica, otro resalte que su remate almenado. El acceso a su interior se verificaba a través de la segunda de las plantas en que se distribuía su interior. Se ha apuntado la posibilidad de que en el subsuelo del entorno existiesen cámaras subterráneas -hoy cegadas- para acoger tropa, almacenes de suministro y caballerías. En cualquier caso la limitación del espacio que brinda el cerro donde se asienta mueve a pensar que el edificio original debió ser de reducidas dimensiones.Estado de conservaciónAunque conserva casi íntegra la estructura de la torre, algunas deficiencias en los paramentos parecen aconsejar obras de consolidación. Su emplazamiento sobre un teso aislado del caserío ha propiciado el abandono que sufre.(Los castillos y fortalezas de Castilla y León - Carlos M. Martín Jiménez)
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El famoso castillo de Ebur aparece mencionado en el año 967 con el nombre de "Eburi". Bajo su protección se reúnen Flayna, que procede de una casa de monjas de Monzón, su hermano Juan, del cercano monasterio de Santa Eufemia de Cozuelos, y su pariente Julián para fundar el monasterio de los santos Justo, Pastor y Pelayo con el fin de reparar una falta cometida por este último, dotándolo con varias heredades y sometiéndolo a la protección del cercano monasterio de San Cosme, Damián y Santa Eufemia de Cozuelos y de su abad Taurino.En 1059 aparece nombrado como cabeza de un alfoz en el documento por el que Fernando I fija los límites de la diócesis palentina. Años después la tenencia del castillo estaba en manos de Alvaro de Lara hasta la venta del pueblo por parte de Fernando III.Aparece en el Becerro de las Behetrías, en 1352, como behetría de Don Tello, hijo del rey Alfonso XI, teniendo por naturales a los Lara. Pagan al rey servicios y monedas pero no yantar ni fonsadera. A su señor le pagan seis maravedies, y en concepto de infurción una fanega de trigo y cuatro sueldos el que tiene una yunta de bueyes, o la mitad si no tiene bueyes o sólo uno. Además pagan 30 maravedies a los herederos de Ruy Gutiérrez de Quexada por martiniega.En el Catastro de Ensenada, a mediados del siglo XVI, figura como señorío del Duque de Frías. Constaba la población de sesenta y nueve casas, cuatro de ellas inhabitables, pagando infurción a las monjas de Santa Fe de Toledo. Tambien, pagaban diezmos y primicias por las tierras de pan llevar. Tuvo gran importancia en la defensa de la zona de la Ojeda hasta el siglo XII en que es reemplazado por el de Herrera de Pisuerga, como cabecera de un territorio más amplio. A finales del siglo XVI pertenecía a la jurisdicción de Herrera dentro de la merindad de Monzón.Su emplazamiento pudo estar situado en el monte, a dos kilómetros de Vega de Bur, en el pago conocido como Castillo de la Vega, cerca del cual se levanta un Santuario en honor de la Virgen del Rebollar, patrona de La Ojeda. Desde sus 1021 metros de altura se domina la carretera que une Herrera con Cervera de Pisuerga cruzando La Ojeda, así como la iglesia del que fue monasterio de Santa Eufemia de Cozuelos y las ruinas del castillo de San Pedro el Alto al que algunos vecinos identifican como el de Ebur.
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La plaza de Osma se alza sobre el asentamiento que durante la domlnación romana ocupara la Importante ciudad de Uxama. La población continuó ininterrumpidamente habitada hasta que el avance de la invasión musulmana alcanzó la frontera del Duero.Reseña histórica
La villa de Osma fue reconquistada por tropas del ejército cristiano en el año 912, y posteriormente arrasada por las huestes musulmanas. Ambos ejércitos se suceden en el dominio de la fortaleza a lo largo de la décima centuria, hasta que en el año 989 el sanguinario guerrero cordobés al-Mansur - conocido en el bando antagonista como Almanzor - decide destruirlo. Habrá que esperar hasta la segunda mitad del siglo XI para asistir a la definitiva recuperación del recinto por el ejército vernáculo. A comienzos del siglo XIII el monarca Enrique I confiere la titularidad de la fortaleza al obispo de Osma. Juan Núñez de Lara toma por la fuerza el castillo, pero poco tiempo después se ve obligado a devolverlo a la corona a cambio de su libertad. En el último cuarto del siglo XIV, bajo reinado de Juan I, el edificio vuelve a manos del obispado. Los historiadores piensan en años cercanos a 1456 para datar la construcción de la denominada Torre del Agua, último elemento arquitectónico que se incorpora al conjunto fortificado. Era, entonces, obispo de Osma don Pedro de Montoya.Características arquitectónicas
Las características del conjunto mueven a los historiadores a la convicción de que el planificador de la obra era perfecto conocedor de las técnicas constructivas de los alarifes musulmanes. Muestra triple recinto compuesto por sucesivas barreras defensivas. La más interna acomoda su silueta a la orografía del abrupto cerro en que se asienta. La disposición de su batería de saeteras recuerda el modo constructivo de las fortificaciones sorianas del siglo XIV, por lo que los expertos piensan que el edificio que ha llegado hasta nuestros días debió erigirse en dicha centuria. La torre del castillo se alza sobre el promontorio rocoso más elevado del cerro de cuya protección se sirve el conjunto. Tiene singular forma pentagonal y forma parte de la estructura original del castillo. Al pie del edificio, cerca del río Ucero, se alza la Torre del Agua de planta semicircular prolongada, cuya misión consistía en abastecer al castillo con las aguas fluviales.Estado de conservación
Conserva únicamente una torre y vestigios de los tres recintos que acotaban el conjunto. Es de propiedad pública y carece de uso.
(Los Castillos y Fortalezas de Castilla y León - Carlos M. Martín Jiménez)
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Caracena ha visto hundirse su censo de población por debajo de la docena de habitantes. Para el servicio de tan escasa población continúa disponiendo de dos monumentales iglesias románicas y un amplio y desparramado caserío. Y poco es lo que hoy queda de cuanto Caracena tuvo. Cuentan los historiadores que la villa extendía su caserío hasta los pies mismos del castillo con que se protegía. La soberbia fortificación se encaja entre farallones rocosos, en un teso que se eleva sobre la villa. Caracena perdió la población, pero no su genuino sabor medieval, que se paladea en sus calles centenarias, en las que el tiempo parece discurrir lentamente, en un desesperado intento de retener la cercanía de su glorioso esplendor medieval.Reseña histórica
A partir del siglo XII Caracena es repoblada y se convierte en próspera cabecera de Comunidad de Villa y Tierra. Desde mediados del siglo XIV la villa pertenece a la familia Tovar. Los historiadores atribuyen a don Juan de Tovar la reedificación del núcleo central del castillo, que debió hacerse efectiva en la segunda mitad del siglo XV. En todo caso es muy incierta la cronología de las obras de este edificio, que se habría alzado sobre restos de otro anterior, del que se aprovecharon algunos fragmentos de fachadas y murallas. En 1485 la corona confisca la fortaleza a Tovar y se la entrega a Alonso Carrillo en compensación por su contribución económica en los episodios bélicos en que se vio envuelta la monarquía. Las torretas que flanquean el vano de acceso a la albacara fueron levantadas durante el dominio de la fortaleza por la dinastía Carrillo.Características arquitectónicas
Ocupa la plataforma superior de un teso formado por dos profundas hendiduras naturales de las que se sirve para su protección. Se distinguen claramente los restos de dos fases de edificación. Hacia el mediodía y hacia el sudeste se conservan fragmentos semidescompuestos de viejos lienzos de una primitiva barrera externa, construida con mampostería grisácea. Esta muralla, que unía los dos barrancos entre los que se alza el castillo, fue levantada, posiblemente, en el siglo XII. La segunda etapa constructiva corresponde a la edificación del núcleo central del castillo, que luce una coloración más encendida, producida por el empleo de una cantería de tinte algo herrumbroso. Proyecta planta trapezoidal con romboide inscrito en una de sus esquinas. Tiene doble recinto guardado con foso. El muro exterior distribuye diez cubos huecos, dispuestos para el empleo de armas artilleras. Sendas murallas que parten del muro occidental y se proyectan hacia el barranco contiguo forman una albacara o patio anexo cuya finalidad posiblemente sería la de dar cobijo a tropas o a ganado en caso de asedio, El recinto interno, al que se accede superando tres puertas con dispositivos defensivos, sigue el diseño de la muralla externa. Ha perdido uno de los tres esbeltos cubos que repartía por sus paredes. La torre del homenaje ha llegado hasta nosotros desmochada y parcialmente arruinada. A pesar del desgaste de sus paramentos, del expolio de sus materiales en puntos estratégicos para la presentación del conjunto y de la pérdida de todo su remate, conserva un aspecto imponente y un cierto aire de garbosa galanura arquitectónica.Estado de conservación
Aun cuando muestra notable deterioro en algunas partes básicas del paramento, ha conservado buena parte de su estructura original. Los sillares que formaban troneras y ventanas han sido expoliados. Es de propiedad particular y carece de uso.(Los castillos y fortalezas de Castilla y León - Carlos M. Martín Jiménez)
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Ejemplar descollante entre los castillos roqueros, ocupa un emplazamiento impresionante, magníficamente dotado para la estrategia militar defensiva. Sólo las lejanas crestas de La Galiana dominan la fortaleza. El acceso hasta la plataforma del teso que ocupa requiere fatigosa ascensión. Pero la panorámica que se divisa desde tan privilegiado mirador es sobrecogedora, y compensa cualquier esfuerzo de aproximación. La atalaya domina el pueblo y el río de su mismo nombre. Este último acaba de recibir las aguas del tributante río Lobos, que forma en las inmediaciones de su desembocadura un impresionante cañón rocoso de belleza impar.Reseña histórica
La construcción del castillo se atribuye al obispo de Osma, Juan de Ascaron. Proponen los historiadores el año 1302 como fecha a partir de la cual pudo ponerse la primera piedra. El prelado había adquirido la villa de los herederos de Juan García de Villamayor, quien la había tomado por la fuerza para garantizar su fidelidad al monarca Fernando IV. El recinto - que cumplió funciones como presidio de clérigos - fue reforzado por el obispo Pedro Montoya a mediados del siglo XV. La última reforma del edificio se produce en torno a 1465, y se debe al obispo Honorato Juan, que dejó seña de su dominio mediante la instalación de su escudo sobre la puerta principal del castillo.Características arquitectónicas
Todo el conjunto se protege con una barrera externa de forma irregular, que acomoda su silueta al rocoso substrato que le sirve de base. Dentro del primer cerco defensivo se instala la estructura de doble recinto del castillo. El elemento arquitectónico mejor conservado es su esbelta torre del homenaje. La pérdida del remate de matacán corrido que apoyaba sobre la fila de ménsulas que aún se conserva contribuye a acrecentar un aspecto característico de las torres de planta cuadrangular de algunas iglesias románicas. Son muy hermosas las ventanas geminadas que se abren en la planta superior del homenaje, que se cierra con espectacular bóveda de crucería. Para garantizar el abastecimiento de agua se dispuso la construcción de una mina o galería subterránea que permitía la conexión entre el recinto fortificado y el río Ucero.Estado de conservación
Conserva restos arruinados de sus dos recintos y una muy hermosa torre del homenaje que ha llegado a nosotros bastante completa. Es de propiedad estatal. Carece de uso.(Los castillos y fortalezas de Castilla y León - Carlos M. Martín Jiménez)
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Las vicarías que apellidan a Monteagudo consisten en privilegios de concesión real que la villa obtuvo en el último cuarto del siglo XIII. La existencia de su recinto amurallado no parece responder tanto a la confrontación bélica con el ejército musulmán como a necesidades de defensa fronteriza entre los reinos de Castilla y Aragón.Reseña histórica
El castillo se reedifica sobre la planta de otro anterior, a partir de 1415, por iniciativa de Juan Hurtado de Mendoza, quien había heredado la fortaleza de su madre María Ruiz de Ayllón. Continuaba el inmueble perteneciendo al linaje Mendoza cuando en 1475 obtiene el condado de Monteagudo y cuando en el siglo XVI se construyen las galerías porticadas del patio interior.Características arquitectónicas
Proyecta planta pentagonal, en cuyas esquinas se alzan torres de diferentes formas que cumplen funciones de contrafuertes. La torre del homenaje muestra planta octogonal. Todo el perímetro superior aparece recorrido por almena. Edward Cooper adivina en su estructura tres detalles característicos de los castillos de mediados del siglo XV: "el adarve volado sobre una ménsula, varias puertas con arcos góticos, protegidas por matacanes, y unas troneras redondas". El patio interior renacentista, fechado en el siglo XVI, ha sido restaurado y remozado, perdiendo su pátina original.Estado de conservación
Es de propiedad municipal. Conserva la parte esencial de su estructura original. Ha sido restaurado con vistas a su aprovechamiento como centro cultural y museo.(Los castillos y fortalezas de Castilla y León - Carlos M. Martín Jiménez)
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Corresponde a Fuentidueña el dudoso honor de haber servido de rehén en el rescate de algunas de las valiosísimas pinturas murales de la iglesia de San Baudelio de Berlanga. Aunque resulte difícil de concebir, el ábside de la iglesia de San Martín de Fuentidueña fue canjeado por seis paneles con pinturas murales arrancadas de las paredes del templo soriano. De este modo los frescos sorianos retornaron al Museo del Prado de Madrid y el ábside románico segoviano viajó, desmembrado, rumbo a Nueva York, para su instalación en el Museo de Los Claustros. La surrealista operación consiguió el efecto, particularmente doloroso, de que ambas joyas artísticas fuesen a parar fuera de sus emplazamientos originales en tierras de Castilla y León. Fuentidueña es un lugar cargado de resonancias históricas que ha sufrido como ningún otro el azote del abandono y la incuria conservacionista de su maltratado patrimonio.Reseña histórica
Los historiadores sitúan la fecha de construcción de las murallas entre los siglos XII y XIII. Tal intervención arquitectónica se relaciona con la repoblación de la Extremadura castellano-leonesa, región a la que el falso fuero de Peñafiel del siglo XII se refiere como "transacto Duero...in Extremadura". Ocupaba los territorios que se extendían por la vertiente meridional del gran río de la submeseta norte. La conquista de Toledo en 1085 por el monarca castellano Alfonso VI supuso la consolidación de la conquista de las Extremaduras castellana y leonesa, y la anexión definitiva del espacio geográfico comprendido entre el Duero y el Sistema Central. Fuentidueña era una de las capitales de concejo que integraban este espacio. Durante los siglos XIV y XV la Comunidad de Villa y Tierra de Fuentidueña, entidad concebida originariamente bajo principios de inspiración democrática, se convierte en un feudo que es utilizado como moneda de pago a personajes de la nobleza para compensar los servicios prestados a la monarquía. La titularidad de este señorío recae, en tiempos de Juan II, en el valido real don Alvaro de Luna. A comienzos del siglo XVII el señorío se transforma en condado de Fuentidueña, cuya merced se otorga al linaje de los Luna. Los condes de Montijo adquieren la plaza, por vía hereditaria, en el siglo XVIII.Características arquitectónicas
Quedan en pie, únicamente, algunos lienzos de lo que fuera soberbio recinto amurallado. La cerca intercala a lo largo de todo su perímetro cubos de diferente grosor y torreones rectangulares defensivos. Del castillo perviven únicamente algunos paños desmembrados y arruinados retazos que no permitirán al visitante recomponer, siquiera idealmente, su planta original ni su estructura primitiva.Estado de conservación
Los restos que encontraremos son simples ruinas de la antigua y esplendorosa muralla. Las panorámicas lejanas propician las mejores vistas del conjunto, que es de propiedad particular. En todo caso, el espléndido caserío tradicional de Fuentidueña convierte la visita en hallazgo impagable.(Los castillos y fortalezas de Castilla y León - Carlos M. Martín Jiménez)
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Cuéllar es villa de rancia tradición medieval. Situada en territorio estratégico, soporta fricción permanente entre los ejércitos musulmán y cristiano durante el período histórico próximo al fin del primer milenio. La furia devastadora de Almanzor se hizo notar en la villa con motivo de una de sus conocidas aceifas -año 977-, Cuéllar quedó arrasada. Tras la conquista de Toledo, el pretendido -y cuestionado- "desierto estratégico" del sur del Duero se consolida como territorio de los reyes cristianos, quienes impulsan decididamente su repoblación. Se erige, entonces, Cuéllar en cabeza de Comunidad de Villa y Tierra y pronto alcanza gran relevancia, viéndose distinguida con el favor de los monarcas castellanos. Alfonso X, mediante la concesión de Fuero privilegiado, consagra definitivamente la preponderancia de la plaza.Reseña histórica
La importancia estratégica que adquiere Cuéllar tras su repoblación desencadena un inusitado afán fortificador. La villa se convierte en inexpugnable, gracias a un complejo sistema de amurallamiento múltiple. En el lugar más elevado del entorno, sobre una plataforma apartada del casco urbano, se levantó un castillo que ha sufrido íntegra transformación. Parte del recinto exterior del actual conjunto está formado por la muralla construida en el siglo XIII. En 1433 la fortaleza pertenecía a don Alvaro de Luna, quien refuerza los muros del recinto interno y ordena construir un torreón cilindrico. En 1464 el monarca Enrique IV entrega la villa a su favorito, conde de Ledesma y duque de Albuquerque, don Beltrán de la Cueva. Este destacado personaje será el artífice principal de la edificación de la estructura del conjunto que ha llegado a nuestros días, con las modificaciones introducidas, entre los últimos años del siglo XV y mediados de la centuria siguiente, por sus sucesores don Francisco -segundo duque- y don Beltrán de la Cueva -tercer duque de Alburquerque-.Características arquitectónicas
Tiene planta trapezoidal, que se remata en sus ángulos con tres torres cilíndricas y una cuadrangular. Se protege todo ello con barbacana defensiva. Apenas quedan vestigios del foso que debió rodear las partes más vulnerables del conjunto. Muestra el edificio una interesante hibridación entre conceptos palaciegos y planteamientos estrictamente militares. Esta indefinición se acusa de manera muy particular en una de las torres angulares, donde las soluciones defensivas se incrustan en torreones abiertos al exterior mediante balcones que hablan de un cariz claramente residencial. En el muro meridional hallaremos restos de esgrafiado de círculos tangentes que decora el mampuesto. El cubo más espectacular del castillo se aloja en el ángulo que mira a poniente. Su construcción se atribuye a don Francisco de la Cueva, quien debió ordenar su edificación en los últimos años del siglo XV. Su robusta composición supera los tres metros de grosor. Cuenta el castillo con un hermoso patio construido a mediados del siglo XVI bajo inspiración estilística renacentista. Nos muestra un ala portada de doble altura en la que resulta muy llamativo el empleo de arcos escarzanos, notablemente rebajados, que apean sobre interesantes capiteles. Este tipo de arquería se repite en un balcón portado y amatacanado sobre ménsulas que corona la fachada meridional.Estado de conservación
Ha llegado hasta nosotros íntegro y en buen estado de conservación. Pertenece al Duque de Alburquerque, quien lo ha cedido al Ministerio de Educación y Cultura. Acoge un centro docente.(Los castillos y fortalezas de Castilla y León - Carlos M. Martín Jiménez)
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La villa de Montuenga viste un terno de ese color bermejizo que resulta tan característico en amplias zonas del mapa soriano. Su castillo, sobresaliente por su emplazamiento y por su airosa silueta, se integra con notable eficacia en este panorama monocromático. A pesar de su arruinamiento, la fortaleza conserva un aire de singular belleza que hace recomendable su visita. No espere, empero, el visitante encontrar mucho más que una bella estampa.Reseña histórica
Poco se conoce de su historia, salvo su condición de integrante del cordón de fortificaciones medievales que protegía el valle del río Jalón, alineándose en esta función defensiva junto a las fortificaciones vecinas de Arcos de Jalón, Somaén y Jubera.Características arquitectónicas
Acomoda su silueta oblonga al teso donde se instala. Su estructura es sumamente sencilla. Eleva sendas torres de planta poligonal en cada uno de sus extremos. Dos muros de mampostería cierran un angosto espacio interior. Confiaba su protección al desnivel vertical de las franjas rocosas que rematan el cerro sobre el que se eleva.Estado de conservación
Sólo se conservan restos arruinados de las dos torres y parte de un lienzo principal.(Los castillos y fortalezas de Castilla y León - Carlos M. Martín Jiménez)
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La villa ocupa una atalaya que domina el cañón rocoso por donde discurre el río Jalón. Tanto sus propiedades defensivas como su aptitud para la vigilancia hacían de su emplazamiento un lugar óptimo para la Instalación de un edificio fortificado. Cumple así con eficacia la labor que comparte con otros fortines alineados junto al curso del mencionado río para la defensa de un valle fronterizo con Aragón que siempre fue muy apetecido por los monarcas del reino aledaño.Reseña histórica
Su fecha de construcción se inscribe en el último tercio del siglo XIV. Fue construido por orden del primer conde de Medinaceli, Bernal de Bearne, cuando Somaén había pasado a depender de la nueva villa condal. Destacan los tratadistas el papel que jugó la fortaleza durante la guerra de la Independencia, episodio en el que la fortaleza pasó por manos de los dos bandos antagonistas.Características arquitectónicasDe haber conservado la segunda torre gemela que resultó arruinada en el último cuarto del siglo XX su silueta nos resultaría muy familiar, después de contemplar otras fortalezas del valle del río Jalón. Se componía en origen de dos torres laterales y un recinto cerrado mediante muros tendidos entre ambas. La única torre que ha resistido a los efectos inexorables del paso del tiempo - y en este caso de la debilidad del substrato, de irregular firmeza, en que se asienta la fortaleza - muestra planta pentagonal, similar a la que apreciamos al visitar Montuenga.Estado de conservación
La torre que ha permanecido en pie - de propiedad particular - ha sido rehabilitada para su empleo como vivienda. También se han consolidado los restos de los lienzos del recinto exterior.(Los castillos y fortalezas de Castilla y León - Carlos M. Martín Jiménez)
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La superación de circunstancias históricas de confrontación bélica latente - que obligaba a las villas y aldeas a encerrarse dentro de recintos fortificados - ha supuesto la desaparición generalizada del propio concepto de villa amurallada. Algunas poblaciones han conservado, sin embargo, una parte de sus murallas como reliquia histórica de su pasado medieval, pero sus puertas no tienen otro cometido que el testimonial, al haber desaparecido la mayor parte de sus lienzos. Rello ha sabido conservar posiblemente ayudado por la peculiar disposición de su emplazamiento roqueño - un recinto amurallado cuyo interior sólo resulta accesible a través de las puertas de la barrera defensiva. La uniformidad estilística de su caserío, mayoritariamente construido en piedra, eleva de manera muy notable el atractivo incomparable de esta bella localidad soriana.Reseña histórica
La ausencia de menciones en las crónicas árabes del medioevo desconcierta a los historiadores a la hora de fijar la cronología de este conjunjunto fortificado. Una consideración estratégica elemental invitaría a pensar en Rello como plaza fortificada intermedia entre Medinaceli y Gormaz. Las citas documentales nos indican, sin embargo, que cuando el capitán musulmán Galib acude a socorrer a sus correligionarios de la fortaleza califal de Gormaz, durante el asedio del rey leonés Ramiro III en 975, utiliza como destacamento intermedio la plaza de la vecina Barahona. Los historiadores encuentran notorias dificultades para fijar la fecha de construcción de las murallas, que en todo caso debieron levantarse con anterioridad a la decimocuarta centuria. El castillo debió ser reedificado, en los primeros años del siglo XVI y sobre cimientos de edificio anterior, por algún miembro de la dinastía Mendoza. Posteriormente la villa perteneció al Duque de Frías.Características arquitectónicas
El castillo se forma mediante un recinto protector dispuesto a modo de barrera artillera con cubos cilíndricos, en cuyo interior se alza una torre rectangular que hoy se muestra desmochada. Se han conservado los restos de un aljibe mediante el que el edificio se proveía de agua. La muralla distribuye por su perímetro torres cuadradas y cubos cilíndricos. Conserva parte de su remate almenado.Estado de conservación
La muralla ha sido consolidada y parcialmente restaurada. A pesar del desgaste de algunas partes de su paramento conserva su funcionalidad original. Los restos del castillo se encuentran arruinados y abandonados a su suerte. Son de propiedad estatal.(Los Castillos y fortalezas de Castilla y León - Carlos M. Martín Jiménez)
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La villa de Trigueros del Valle - que cuenta con interesante portada mozárabe en su elevada ermita del Castillo y con la hermosa iglesia románica de San Miguel en medio de su caserío - aparece netamente dominada por la silueta de su sobria fortaleza. La historia nos señala que este territorio fue adquirido por el Conde Pedro Ansúrez - refundador e impulsor de la definitiva repoblación de Valladolid - a finales del siglo XI.Reseña histórica
Sobre el vano de acceso al recinto hallaremos los escudos de las familias Robles - "Robres" reza en el blasón - y Guevara junto a una reseña de la fecha de 1453 que algunos estudiosos han asociado a la construcción del castillo que presuntamente impulsaran en tal fecha Gutierre de Robles y su esposa María de Guevara. Sin embargo la planta del edificio y la disposición de sus elementos invitan a pensar en una fecha de construcción anterior. Se señala a Pedro Núñez de Guzmán como posible responsable de la reconstrucción, entre 1396 y 1404, de un anterior edificio que habría resultado devastado por un contingente militar palentino. La reseña del año 1453 parece corresponder a una mera reforma emprendida por don Gutierre de Robles. Con motivo de la revuelta comunera los vecinos de Trigueros asaltaron la fortaleza para vengar los abusos sufridos, ocasionando la destrucción de la muralla externa. Esta apunte histórico permite situar la reconstrucción de sus cubos angulares con posterioridad a 1521 -circunstancia avalada por la presencia de troneras destinadas al uso de piezas de artillería ligera -.Características arquitectónicas
El emplazamiento del castillo, al pie de una colina aledaña, invita a pensar en una finalidad residencial, pues de haberse destinado a la estrategia militar sin duda se habría instalado en un lugar más elevado y con mejores condiciones defensivas. La estructura actual del conjunto permite discernir dos fases de construcción netamente diferenciadas. En un primer momento se erigió el recinto interno - levantado con mampostería homogénea - de planta rectangular y provisto de torres angulares cuadradas. La obra se completó con la construcción de una muralla protectora externa, reforzada en las esquinas con airosos cubos ornamentados con remate de doble bocel. El acceso se verifica a través de contundente torreón con doble puerta orientado a poniente. Llama la atención la peculiar disposición de la torre del homenaje, encastrada en el muro meridional. El recinto interno conserva un interesante entramado de caballerizas y bodegas subterráneas cubiertas con techumbre abovedada. Algunas partes del paño que flanquea la torre del homenaje, en proceso de restauración, y de la fachada de acceso mantienen el remate almenado.Estado de conservación
Se han iniciado ya las obras de consolidación y rehabilitación integral de la fortaleza, que es de titularidad municipal. El proyecto en ejecución contempla un uso cultural y turístico acorde con su naturaleza monumental y con las enormes posibilidades del conjunto de la edificación con su trama de piezas subterráneas.(Los castillos y fortalezas de Castilla y León - Carlos M. Martín Jiménez)
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La villa de Fuente el Sol formaría parte de esa nómina inagotable de minúsculas localidades castellanas y leonesas cuya existencia pasa inadvertida de no ser por un evento histórico que confirió a la villa algún motivo de notoriedad. Fernando I de Aragón premió la fidelidad de su camarero Alvaro de Ávila donándole la villa de Fuente el Sol en el año 1413. Su hijo Alvaro de Bracamonte recibe la villa por vía testamentaria y, tras emparentar con la poderosa familia Álvarez de Toledo, decide construir el castillo que constituye la más importante aportación de Fuente el Sol al patrimonio histórico regional.Reseña histórica
La construcción del castillo debió ser impulsada, en torno a 1470, por Alvaro de Bracamonte. Este singular personaje - que tomó apellido materno, no obstante ser hijo de Alvaro de Ávila - ostentaba el cargo de Regidor de las cercanas e importantes localidades de Medina del Campo y Arévalo, circunstancia de la que se valió para exigir a sus vecinos la aportación forzosa de mano de obra. De la cuestión financiera se encargó, según indican los historiadores, la familia cognaticia.Características arquitectónicas
La simplicidad elevada a su máxima expresión define la idea que inspiró la planificación de este castillo. Muestra planta rectangular rematada con cubos angulares, que se sustituyen en uno de los extremos por torre del homenaje. Su diseño sigue, aunque la pobreza de sus materiales constructivos y el decrecimiento de sus proporciones originales dificulten esta apreciación, la pauta de los castillos de la Escuela de Valladolid del siglo XV. La torre del homenaje debió alcanzar una altura muy superior a la que en la actualidad nos muestra. La rapiña de materiales que padeció el edificio hizo desaparecer las estancias del piso superior. También los muros han sufrido importante merma de proporciones. Su fábrica se nutre fundamentalmente de sillarejo informe de pobre calidad. Sólo los refuerzos angulares de la torre del homenaje se componen con sólida sillería. El tránsito entre la torre y el patio de armas se verifica a través de un vano encintado con arco conopial. El conjunto se protegía con foso, una de cuyas partes fue tallada sobre roca.Estado de conservación
Tanto la torre del homenaje como los muros han sufrido expolios de materiales que han reducido el conjunto a una especie de miniatura de fortificación militar, en perjuicio de su aspecto original. El recinto interno acabó convirtiéndose en cementerio municipal. El evidente desmochamiento de su torre del homenaje - de propiedad particular - y los pobres materiales constructivos confieren al conjunto un aspecto semirruinoso.(Los castillos y fortalezas de Castilla y León - Carlos M. Martín Jiménez)
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La rehabilitación de la fortaleza de Villafuerte de Esgueva, tradicionalmente conocida como de Vellosillo, es suceso que merece ser saludado con optimismo. Al encaramarnos a su torre del Homenaje disfrutaremos de una singular panorámica del Valle de Esgueva, de adusta belleza. La implacable horizontalidad de las denominadas "seudoestepas" cerealistas de la meseta parece conceder, aquí, cierta licencia a la leve ondulación del terreno, a través de las laderas entre las que el discurrir del río se encaja.Reseña histórica
Las primeras citas documentadas sobre la plaza fuerte de Vellosillo hunden sus raíces en el siglo XII. Hay que esperar, sin embargo, hasta el último tercio del siglo XV para asistir al inicio de las obras del edificio que hoy se nos muestra en aceptable estado de conservación, pese a la encarnizada rapiña que ha sufrido. Se cita a Garci Franco de Toledo como impulsor de las obras. Todos los tratadistas coinciden en destacar su condición de plebeyo con ínfulas de ennoblecimiento, que intentó aprovechar su fortuna para escalar posiciones en la jerarquía aristocrática. Notable polémica causó la decisión del nuevo señor de Vellosillo de sustituir el nombre de la plaza por el de Villafuerte. Al margen de trasnochadas querellas sobre su abolengo, debemos reconocer a Garci Franco el mérito de habernos legado un fantástico exponente de la mejor tradición arquitectónica militar castellana.Características arquitectónicas
Sigue el modelo prototípico de los denominados castillos de meseta. Incrusta la torre del homenaje en una de las esquinas del recinto externo, mientras que en los ángulos restantes se instalan cubos cilindricos rematados con almenas sobre matacán, muy bien armado todo ello. Los restos arruinados de una muralla externa nos indican que gozó de protección perimetral mediante barbacana. Particularmente interesante resulta la visita al interior de la torre del homenaje, dividida en cinco pisos, dos de los cuales se rematan con bóveda de piedra de impecable factura.Estado de conservación
La Asociación Española "Amigos de los Castillos" ha adquirido esta fantástica muestra de arquitectura militar, iniciando obras de reconstrucción y acondicionamiento interior para visitas e instalación de museo. Debemos felicitarnos por esta iniciativa, que vino a cortar de raíz el penoso fenómeno de expolio de sus materiales que la fortaleza venía padeciendo.(Los castillos y fortalezas de Castilla y León - Carlos M. Martín Jiménez)
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La antigua villa de Busmediano alterna, en su vacilante pasado, titularidad castellana y aragonesa. Esta oscilación en su mutante radicación parece haber encerrado en sí misma a la esquiva villa de Vozmediano. Hay que protagonizar un auténtico esfuerzo de voluntad para alcanzar el recóndito emplazamiento, escondido a los pies de la serranía que culmina el romo Moncayo, donde se agazapa la villa. Pero la contemplación de su magnífico castillo es recompensa más que suficiente para cualquier esfuerzo de aproximación.Reseña histórica
No existe unanimidad entre los tratadistas a la hora de fijar el origen de la fortaleza. Algunos historiadores han querido ver influencia árabe en la estructura de las almenas del primer tramo de los muros, mientras otros presumen que la construcción del castillo no parece relacionada con los episodios bélicos protagonizados por musulmanes y cristianos entre los siglos X y XI. Su fábrica revela, en todo caso, una muy notable antigüedad. Pueden detectarse en sus muros hasta tres sucesivas intervenciones constructivas, lo que permite determinar que ha sido sucesivamente restaurado o reformado. Las crónicas históricas revelan que Vozmediano ha contado con fortaleza, cuando menos, desde el siglo XII. Con motivo de un ataque navarro a tierras del oriente soriano llevado a efecto en 1163, durante la minoría de Alfonso VIII, el castillo pasa a manos de los asediantes. La fortaleza es retomada media docena de años después y regresa a la corona castellana. Vozmediano va a sufrir, hasta la pacificación de 1437, las consecuencias de su condición fronteriza. Su anecdotario registra el ataque del monarca aragonés Alfonso V, que en el primer tercio del siglo XIV asalta la villa y toma su fortaleza.Características arquitectónicas
Consta de dos recintos. El muro exterior tiene forma de polígono irregular y se defiende con tres torres cuadradas, de desigual empaque, y un cubo. La torre del homenaje, esbelta y de planta cuadrada, dividía su espacio interior en varios pisos. Como vestigios de su distribución interna quedaron algunos perpiaños. También disponía de estancias abovedadas distribuidas en altura la torre cuadrada que ocupa el extremo opuesto a la del homenaje. Una escalera alojada en el muro comunica los pisos. El conjunto acusa de manera muy evidente la sucesión de obras de reconstrucción y reforma, que los alarifes no se han preocupado de disimular.Estado de conservación
Conserva, aun cuando con notable deterioro, buena parte de su estructura externa. Su recinto ha sido utilizado como cementerio municipal.(Los castillos y fortalezas de Castilla y León - Carlos M. Martín Jiménez)
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Características arquitectónicas
La fortaleza roqueña acomoda su planta a la irregular forma del risco que la sustenta. Se presume que suplantó a otro edificio o conjunto de aparejos defensivos a base de murallas y torres de madera que posiblemente protegiese estas tierras del tramo medio del Duero en plena efervescencia de las querellas entre ejércitos islámicos y cristianos. Narrar las características arquitectónicas del palacio-castillo urbano de Curiel requiere un ejercicio previo de desapasionamiento. Fué parcialmente desmembrado a partir del año 1919. Quedan, para alimento de la nostalgia, algunas fotografías -de rancia belleza y dramático impacto- que nos recuerdan la malograda suntuosidad del conjunto, pero nos roban el aliento, siquiera para Castillo y palacio de Curiel
Escondida entre romos cerros y apartada de cualquier ruta, la villa de Curiel parece querer rumiar en silencio la pérdida de una antigua notoriedad medieval que pregonan, con desigual impacto, sus dos edificios fortificados. Antes de verificar el ingreso en el casco urbano saludará nuestra presencia una llamativa columna con remate blasonado. Curiel esconde entre sus anárquicas entrañas urbanas los restos de un fantástico castillo-palacio, cuya parcial demolición - primer tercio del siglo XX - constituye un buen motivo de reflexión acerca de la persistencia de los augurios machadianos relativos a nuestro muy cacareado espíritu cainista.Reseña histórica
Acredita Curiel dilatada e importante trayectoria histórica. El tratadista Bernard Remón resalta la vinculación del castillo que se encarama sobre el cerro que domina la villa con el proceso de repoblación de este tramo medio del Duero llevado a efecto en la primera mitad del siglo X por Ansur Fernández, conde de Monzón, tras la batalla de Simancas. Esta circunstancia convertiría a la fortaleza en la más veterana de la provincia. Más moderna parece la construcción del castillo-palacio que se guarece entre el caserío de la villa, cuya construcción se iniciaría posiblemente a finales del siglo XIV y se remataría a principios de la siguiente centuria, a tenor de una inscripción que, según documentan las fuentes, atribuía a Diego López de Estúñiga la orden de su edificación. El libro de efemérides del lugar aparece repleto de notables reseñas medievales, hasta que su importancia fue decreciendo con el paralelo auge de la vecina Peñafiel.Características arquitectónicas
La fortaleza roqueña acomoda su planta a la irregular forma del risco que la sustenta. Se presume que suplantó a otro edificio o conjunto de aparejos defensivos a base de murallas y torres de madera que posiblemente protegiese estas tierras del tramo medio del Duero en plena efervescencia de las querellas entre ejércitos islámicos y cristianos. Narrar las características arquitectónicas del palacio-castillo urbano de Curiel requiere un ejercicio previo de desapasionamiento. Fué parcialmente desmembrado a partir del año 1919. Quedan, para alimento de la nostalgia, algunas fotografías - de rancia belleza y dramático impacto - que nos recuerdan la malograda suntuosidad del conjunto, pero nos roban el aliento, siquiera para ironizar sobre los pingües beneficios que debió rendir el aprovechamiento de la piedra y de las "3.800 arrobas de leña" que, según nos indican los tratadistas, se obtuvieron del desmantelamiento. Debemos suponer que la circunstancia histórica en que se desarrolla la destrucción de tan notable obra permitiría considerar razones que ahora escapan a nuestros alcances intelectuales a la hora de intentar imaginar qué tipo de resortes pueden mover al ser humano a acometer una obra de despojo histórico de semejante envergadura. Queda, al menos, como vestigio de la gloria perdida una de las fachadas, en cuyo extremo se incrusta una robusta torre del homenaje. También se mantienen en pie las hiladas inferiores de los sillares que componía la parte baja del edificio. Un notable esfuerzo de imaginación nos podría permitir reconstruir idealmente un edificio de planta cuadrada con torres almenadas en los ángulos. Diversas ventanas geminadas aliviaban la pesadez del conjunto, cuyos principales valores ornamentales se custodiaban en el interior.Estado de conservación
Ambos edificios, el roquero y el urbano, han sufrido las consecuencias de la desconsideración histórica. El primero pena secular abandono en el altozano de fatigoso acceso del que siempre se valió para su defensa, mientras que el palacio resultó arruinado en su parte más significativa. Algún fragmento de artesonado que cubría las techumbres de este último se salvó de la hoguera con su traslado al Alcázar de Segovia, mientras otros restos notables fueron a parar, disiecta membra de lo que fuera fantástico conjunto, a lugares absolutamente insospechables, dentro y fuera de nuestras fronteras.(Los castillos y fortalezas de Castilla y León - Carlos M. Martín Jiménez)
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